¿Te gusta leer y tienes poco tiempo? ¿Quieres evadirte durante unos minutos? En esta página encontrarás relatos, historias y cuentos contemporáneos.
25.10.20
Banco de leche
3.10.20
Sin patillas
Alex, elsinpa, el sin patillas. Sale de casa. El mote le cayó de sus compañeros en el colegio. Son muy cabrones.
Cosas de la edad. Se pusieron de acuerdo, en su vocabulario, hicieron una quedada común, a sus diecisiete años, para no afeitarse durante un mes y dejarse barba. En el curso hay una veintena de varones y aceptaron en reto todos menos elzanahoria, el pelirrojo lampiño de la clase.
Las dos siguientes semanas marcan la diferencia en el crecimiento capilar entre los alumnos, por su juventud, la mayoría fracasa en el reto, solo media docena de alumnos pueden presumir de poblar su cara con vello de manera digna.
Alex tiene buena barba de color castaño, envidia del resto, crece con fuerza y de manera homogénea poblando sus mejillas, formando un buen dibujo en la perilla. La barba perfecta. Se asemeja a las barbas de moda que predominan entre los artistas y modelos. Alex nota que atrae alguna que otra mirada femenina.
Lo poblado de su vello facial contrasta con la ausencia total de pelo en la zona de las patillas. Con el tiempo, dejando crecer su cabello por la zona delante de sus orejas cubrirá esas calvas laterales. Los hijoputas de sus compañeros no le permiten esperar ese tiempo, ya le han bautizado como elsinpa y le guste o no, se queda con el mote.
La costumbre de bautizar a los compañeros con motes tiene su peligro, en los casos que la nueva denominación acierta y consigue la aceptación general, éste sustituye en la memoria colectiva a su denominación real. Llega un momento que todos dudan de su nombre de pila y se dirigen a él por su mote. En poco tiempo nota que nadie le llama por su nombre, Alex, todos, incluso sus amigos más cercanos le llaman sinpa, un caso claro de deshumanización provocada por el desuso del nombre de pila.
Suele ir al colegio acompañado de su amigo Oscar que vive en su misma urbanización. Oscar elmlp, el me la pela, conocido por todos como MLP. Gusta de ir despeinado con su pelo rizado ingobernable mecido por el viento a la moda racial de los años setenta. De pequeño le llamaban elpelopolla y en plena pubertad, coincidiendo con el estirón pasó a llamarse elescobilla. Nombre mucho más acertado si le juzgan por su apariencia. Es delgado, muy flaco, siempre viste de blanco y el mocho rizado que tiene sobre la cabeza se asemeja al artilugio que decora junto al inodoro de cada cuarto de baño en este país. Puso tanto afán en no darse por aludido cada vez que se dirigían a él como escobilla que logró algo casi imposible, el cambio de mote por segunda vez. Todo el mundo sabe que cuando te motean, ese nombre se queda para siempre, pase lo que pase. Y si es en un entorno rural, puede que hasta lo hereden tus descendientes. En ese caso el mote se pluraliza y sus hijos pasarán a ser llamados losescobillas.
Oscar y Alex avanzan con ritmo pausado, contemplando la vida desde su muro de desprecio e indiferencia general. En la siguiente esquina les espera María, la mejor estudiante de la clase. Desde el momento en que María empezó a salir con Bruno, elpopeye a ella se la conoce como Olivia. Te digo yo que en el colegio son bastante hijoputas. María es mona, con cuerpo de adulto, sin coincidencias con la flaca de las viñetas de Popeye. En el futuro, cuando cambie de pareja, en el barrio más de uno la recordará como Olivia.
El trayecto al colegio es breve, quince minutos a la sumo. Antes quedan en una zona infantil con la panda, se reúnen quince o dieciséis bachilleres alrededor de un par de bancos de madera. Elcaracol comparte su altavoz bluetooth animando la reunión. Sabe que el alto volumen molesta a los vecinos sin importarle lo más mínimo. Es su momento de protagonismo, lleva una mochila a la espalda durante todo el día, con un único fin de transportar el altavoz inalámbrico que ameniza las reuniones con los amigos. La música la provee Miguel, lalicuadora, como tiene las venas de la nariz a flor de piel, cualquier contraste de temperatura le hace reaccionar sangrando de manera escandalosa. Alguno mencionó que le recordaba al zumo de tomate y se quedó con la licuadora.
Sonia, quien no tiene mote asignado, tiene asumido su papel de madre del grupo. Les recuerda que faltan cinco minutos para empezar las clases. Todos se desperezan, apagan la música y desfilan arrastrando los pies hacia el aula. Hoy es lunes, a primera hora toca filosofía. Toca aguantar alpicapiedra, una copia viviente de Pablo Mármol. ¡Qué pereza! Los jueves son mejores, doble horario con Ivette, la americana que les da clases de inglés. Amante de ofrecer su escote generoso al agacharse para lucir su anatomía a la altura de los ojos de los alumnos más despistados. Te aseguro que vuelven de su ensoñamiento habitual, alguno se le quedan los ojos saltones como a la rana Gustavo. Su alumno preferido es Manuel, el3x. Un aficionado al cine de adultos que asegura haber visto a Ivette en alguna escena porno. Lo cierto es que no ha traído ninguna prueba de ello de modo que la sensación general es que la imaginación domina la memoria de Manuel.
Pasan las tediosas horas, durante la clase los alumnos guardan un silencio tal que desde fuera se interpreta como orden y atención al profesor. Todo lo contrario, los alumnos han entrenado durante años la apariencia de interés cuando realmente se encuentran en su momento de ensoñación preferido dejando pasar el tiempo cada uno con su imaginación. Solo despiertan al sonido del timbre, el sonido liberador que marca el final de la jornada. En ese momento resucitan al ritmo del altavoz de elcaracol. Entre los que le acompañan, van seis con barba, elsinpa en cabeza orgulloso de su pelambrera. El resto, arrastrando los pies camino al exterior.
Juventud, divino tesoro.
4.7.20
Prioridades
Andrés es muy impresionable a las noticias, con tres meses de reciente paternidad se descubre pendiente de la respiración de su pequeño, alerta por sus ruiditos, analiza las deposiciones, se ha convertido en un auténtico experto vigilante.
Lo que más anhela cuando regresa del trabajo es comprobar el milagro de la naturaleza y que un ser tan pequeño y frágil tenga sus genes. Las primeras semanas le costaba dejarse llevar a la hora de dormir, la preocupación por vigilar la correcta respiración de su pequeño niño no le permitía conciliar el sueño. Debora todo lo que se publica sobre el cuidado de bebés y los peligros a los que se enfrentan, magnificados en las revistas para padres que publican cientos de recomendaciones y temores ancestrales.
El temor a la muerte súbita le tiene a mal traer. Noche tras noche vigila la respiración del pequeño Borja hasta que el peso del sueño le vence definitivamente.
La vida de Borja se rige por la regla del tres, dormir, comer y cagar. Sin piedad, de manera rutinaria hasta el punto de sumir en el caos la vida de sus padres incapaces de conciliar su agenda vital con la de su hijo. Todavía no han asumido que el rey de las agendas es Borja durante bastante tiempo.
Al estallar la pandemia, el gobierno confinó a toda la población para limitar sus efectos. Menos a Andrés que al trabajar en un sector esencial le obliga a salir de casa cada día. Su angustia es creciente “¿y contagio a mi niño?¿y si por mi culpa enferman mi mujer o mi hijo? Me paso el día relacionándome con personas”.
Tiene miedo. Ese sentimiento irracional nace de nuestros temores más profundos y acentúan los gestos de protección. Ese miedo se refleja en su postura al andar y en la obsesiva distancia de seguridad que respeta al hablar con otras personas. Reacciona compulsivamente lavándose las manos cada pocos minutos.
En su empresa instauran un protocolo de seguridad médica para proteger la salud de sus empleados, deciden que determinadas enfermedades en apariencia inofensivas si se encuentran controladas con su medicación pasan a ser de riesgo y sus pacientes son retirados del servicio presencial por precaución.
Andrés comprueba como en unos días una parte importante de los compañeros han iniciado la gestión de su trabajo desde casa. Siente envidia, le encantaría quedarse en casa evitando sus salidas de casa y el riesgo de contraer una enfermedad que pueda hacer peligrar a su Borja.
Comienzan a presentarse casos de baja médica por enfemedad entre sus compañeros de empresa, cierran por precaución pisos y zonas. El protocolo es sencillo, una baja médica por covid supone de inmediato que los más cercanos a su puesto de trabajo, pasan a estar de cuarentena durante dos semanas. La envidia le lleva a una rutina autodestructiva, se queja continuamente de su mala suerte en comparación con otros departamentos que al no tener contacto con clientes toda la plantilla se encuentra trabajando desde casa.
Marisa, su mujer, le informa que su compañera en la oficina está de baja con síntomas. Alerta máxima. El labio inferior de Andrés tiembla, sus ojos se le salen de las órbitas, la rodilla izquierda sube y baja de manera inconsciente.
- ¿Y Borja?
- No pasa nada, no seas paranoico
- Vamos al médico, mañana mismo
- ¿No crees que estás exagerando?
- Mañana a primera hora vamos. Voy a mandar un whatsapp a mi jefa para avisarla que llegaré un poco tarde.
A la mañana siguiente, Andrés traslada en la consulta, sin dejar translucir su preocupación y su deseo, traslada al médico que su mujer comparte puesto de trabajo con una mujer de baja por el virus. El médico siguiendo instrucciones de la consejería de Salud, no profundiza mucho, les firma baja médica para las siguientes dos semanas como cuarentena preventiva. Se siente feliz, ha conseguido su objetivo, no tener que ir a trabajar y proteger a su Borja. Las dos semanas culminaron con una prueba diagnóstica que les confirmó que no habían estado contagiados. Negativo. El protocolo de seguridad médica de su empresa es más estricto que el establecido por las autoridades sanitarias. Envía el resultado de su prueba como documento para regresar a su actividad presencial. Una semana tardan en comunicarle que la prueba esta incompleta, para valorar su capacidad de contagio, debe aportar una prueba más completa. Quedan en avisar al laboratorio contratado para ello. Pasan otros diez días hasta que el laboratorio se pone en contacto con él.
- Yo estoy bien, de verdad, si hay compañeros más graves y urgentes, citar a ellos primero, claro, claro, yo me sacrifico, sigo trabajando desde casa. Gracias.
Su mujer le mira muy sorprendida mientras escucha la conversación telefónica de Andrés. No se esperaba un comportamiento tan irresponsable.
- Andrés, ¿estás seguro de lo que haces?
- No te preocupes, estoy trabajando desde casa
- La verdad, poco ¿eh? Que tu jefa te llamó el otro día para ponerte las pilas.
- No te agobies que sé lo que me hago.
Dos semanas más tarde finalmente se realiza de nuevo la prueba ampliada que vuelve a confirmar que es negativo y sin capacidad para contagiar. Mes y medio después va a tener que volver a trabajar a la oficina. Y eso no. gusta.
- Vamos a ir al pediatra, Borja está con unas décimas
- Le están saliendo los dientes, es algo normal
- Prefiero ir al médico.
Nueva visita al centro de salud, esta vez al pediatra, Andrés exagera un poco la situación, las décimas de fiebre de Borja la une a un comentario de la baja por virus de la compañera de la madre. El médico pediatra les facilita una nueva baja laboral preventiva mientras fija periodos de observación para el bebé. Nueva comunicación a la empresa de la mala suerte que está teniendo. Dos semanas pasan rápido y antes de regresar a su empresa, comunica, de nuevo, con el servicio médico informando de la baja por presunto virus que alcanzó a su hijo. El médico le comunica que por precaución debe realizar una nueva prueba analítica que se demorará otras tres semanas.
Resultado negativo, de nuevo. A trabajar. Su jefa le llama por la tarde. - Andrés, el servicio médico te ha declarado apto, mañana viernes te esperamos.
- Mira, verás, tengo el coche sin batería, se ha descargado después de tantos días inmovilizado. Si no te importa, me encargo de llamar a la grúa y me quedo en casa trabajando a distancia, ya el lunes voy
- Mañana a las ocho, si no tienes coche, vienes en transporte público
Las ocho, las nueve, las diez y las once. Andrés se presenta en su puesto de trabajo con tres horas de retraso.
- Disculpa jefa tenía que hacerme unos análisis por la alergia ¿sabes? Y el laboratorio se ha retrasado.
- Me tenías que haber informado ayer cuando hablamos. Tu hora de entrada son las ocho en punto, como siempre. No puedes hacer lo que venga en gana.
- Perdona jefa, no volverá a ocurrir
- Tienes que compensar estas tres horas de retraso Andrés nota las miradas de sus compañeros de actividad, ellos llevan más de dos meses luchando con los nervios de los clientes, con la situación provocada por tener más de la mitad de la plantilla de baja y ninguno se ha quedado en casa “trabajando”. Las cifras de ventas de Andrés son irrisorias, más en su contra. Los compañeros han perdido el respeto que tenía atesorado por su responsabilidad y dedicación pre-covid. En dos meses lo ha perdido entero, nadie se cree tantas enfermedades con analíticas desmintiendo la enfermedad.
- Que viene el lobo, le anticipan en la hora de descanso sus enfadados compañeros.
Efectivamente, su jefa le hace llamar a última hora de la jornada para comunicarle que la empresa ha perdido la confianza en él.
- Tienes treinta minutos para recoger tus cosas. Te ruego me entregues tu teléfono y la tarjeta de identificación. Un vigilante te acompañará mientras recoges tus efectos personales y te abrirá la puerta de salida. Te deseo suerte en tu nueva vida. Adiós Andrés
4.6.20
Me voy al banco
10.5.20
Época de exámenes
2.5.20
Primer día con la regla del uno
1.5.20
Pensamiento único doctrinario
Escriben creyéndose periodistas sin cumplir su código de buenas prácticas, incluso el más inexperto plumilla conoce la obligación de contrastar la información antes de publicar la noticia. En el caso del pensamiento único doctrinario, se permiten el lujo de publicar lo que dicta su ideología sin contrastar la realidad de la vida. En las ocasiones que sienten una reacción contraria por parte de los lectores reaccionan explorando entre sus adeptos una minúscula confirmación de la parte más infinitesimal de su libreto. Si encuentran a una sola persona que les garantice, aunque sea de oídas, su versión, lo celebran con alegría pues entienden que se ratifica su historia inventada. En el caso que decenas de personas opinen y hagan conocer su disconformidad con lo publicado. Se inventan una nueva excusa. "Os habrá obligado a escribir la réplica"
8.3.20
Coronavirus en el barrio
Buen viaje, Joe
Joe, simplemente Joe. Omitiendo, desde siempre, el rango familiar de tío. Recuerdo tu aterrizaje entre la familia cuando Ana, también sin ...
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La cocina es una de mis aficiones que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Desde el pasado mes de enero, fecha en la que me prejubil...
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Nota el zarandeo de su cuerpo acompañado de la voz apremiante de Ricardo. Ana se resiste a despertar, su cuerpo necesita reposo tras una...
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El espejo no miente. No solo el del dormitorio, todos los espejos no mienten. Gertrudis los evita todo lo que puede y solo los utiliza p...