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3.10.21

Ya estamos todos

 




Parece lejano y no hace tanto. Recuerdo el final de la liga 2019-20 que vivimos confinados y los jugadores se tuvieron que hacer a jugar en estadios vacíos. La liga 2020-21 solo pudimos disfrutarla  por televisión animando a la pantalla sin que nuestro aliento se trasladara a los jugadores y aun así quedamos campeones. Comenzamos esta temporada con turnos de asistencia por sectores no siempre bien explicados ni comprendidos. Un avance para los aficionados condicionado por la normativa vigente. Nos sorprendía, visto con distancia, ver estadios en países cercanos con menos tasas de vacunación repletos de público y sin mascarillas. Aquí somos prudentes y vamos poco a poco.

 

Todo llega y desde el inicio del mes de octubre abrieron la posibilidad de completar los aforos de los campos. Para eso nos hemos vacunado ¿no? para ir a ver al Atleti.


El sábado 2 de octubre, partidazo, Atlético de Madrid reencontrándose consigo mismo contra el F.C. BARCELONA en crisis económica, moral e institucional postMessi.


Campo lleno hasta la bandera. Casi setenta mil seguidores rojiblancos huérfanos de fútbol en directo, salvo a los que nos ha tocado la suerte en la ruleta de los turnos. El himno coreado a pleno pulmón coincidiendo con la salida al campo de los jugadores quedó con unos decibelios más bajo de lo habitual por el matiz de la puta mascarilla.


El plan del Cholo estaba avisado, contundencia en las dos áreas. Empezamos un poco dubitativos en la medular sin conseguir imponer nuestro ritmo, destellos de calidad de Joao y Lemar calentaron el ambiente aumentando la esperanza de un buen resultado. Un impresionante control orientado del portugués desarboló a su marcador, le permitió pasar a un Suarez colaborador que supo ver el desmarque de veinte quilates del francés y gol tras esperar a que el portero se venciera.


Tras unos minutos de reacción de un Barcelona mandados por un chaval de diecisiete años, con gran futuro y aún un poco verde para jugar con los mayores, los de la capital catalana echaban de menos a su corazón argentino, a ese que por necesidad económica dejaron marchar y en el campo deja un enorme agujero de calidad.


Se quitó el Atleti esa reacción con otra jugada de calidad de los tres de antes, tras pase a Joao a Lemar que encuentra desmarcado a un Suárez hábil y con grandes dosis de sangre fría que jugó con defensa y portero para definir como un crac. Su corazón deseoso de venganza por el moobing sufrido hace poco más de un año, encontró la paz que otorga la revancha.


2-0 y a la ducha. El segundo tiempo, diseñado por el Cholo, recordó a aquellos Atléticos de Madrid de años pasados en el Calderón. Afianzarse con un pie atrás y encontrar alguna contra. Las pocas que tuvimos murieron en las manos del portero alemán o en carreras o pases incompletos de un todavía falto de forma Griezmann. 


Ganar el partido era importante, batir una estadística también. Por primera vez en la historia el Atleti termina tres partidos consecutivos contra el Barcelona sin encajar un gol. 


Pero esto no es una crónica deportiva, es un canto a la vuelta a la normalidad. Anoche en el Metropolitano rugimos como antaño setenta mil creyentes de la religión del luchar como hermanos, del no rendirse nunca y del esfuerzo como bandera. 


Nos reunimos, de nuevo, tras muchos meses de racionamiento. Ya estamos todos. Para esto nos hemos vacunado ¿no?


Aupa Atleti.


 

26.9.21

Fin de semana en la gran ciudad

 




Reyes, como todos los meses de septiembre planea un fin de semana largo en Madrid. El año pasado por aquello del confinamiento no pudo disfrutarlo. Tres días lejos de la censura y las miradas inquisidoras de sus vecinas del pueblo. Se siente vigilada desde que la pillaron disfrutando de tardes de pasión con Eulogio, su primo segundo por parte de madre con quien siempre tuvo una gran afinidad. No se ennoviaron por el qué dirán y porque necesitaban pedir una bula papal para poder desposarse. Al final la presión social pudo con ellos, sobre todo la presión que ejerció su fallecida madre, prima de la madre de Eulogio.

 

Con el pasar de los meses, a él le emparentaron con Lucía, una niña buena y sosa de la localidad quien curiosamente era heredera de un número incontable de fincas de labor, La marquesa. Un partidazo. Lástima de su poca fogosidad, acomplejada por su pelo pobre y su mirada estrábica hacia la izquierda. Solo un hijo, suficiente para encargarse del campo cuando ellos envejezcan.

 

Los cuerpos que se atraen son como imanes potentes, ya los puedes esconder, vestir o enterrar que si el polo opuesto pasa cerca, terminan por juntarse. Tras años evitándose, coincidieron en el funeral de Asunción, la madre de Reyes y 

tras esos momentos, encontraron escusas perfectas para reencontrar su pasión. Les pillaron besándose en la puerta de casa de Reyes, un descuido por su parte el haber abierto antes de su despedida pasional. La marquesa fue apercibida y ordenó a su marido que tomara distancia de su prima para que no se repitiera. El resto de las vecinas, temerosas de que la perdida de Reyes pusiera su mirada en alguno de sus hombres, la hicieron vacío mientras murmuraban a sus espaldas en cuanto se cruzaban con ella. La temían por su belleza, por su libertad y porque en el fondo no se sentían seguras de sus hombres.

 

Solo encontró comprensión en su amiga Laura, la de toda la vida, que sabía del enorme amor que existía desde siempre entre ambos primos. 

 

Laura, le encargó lotería de navidad comprada en Madrid. Reyes lo hacía solo por su amiga, dedicar una hora de su fin de semana para guardar la cola que se formaba entre turistas de media España para comprar sus encargos de décimos de las apuestas de la lotería navideña. Para hacer más corta la espera de la lenta fila de apostantes, decidió probar sus auriculares nuevos que acababa de comprar en FNAC. Como cada año, su primera compra siempre tenía algo relacionado con la tecnología. Unos auriculares tipo piloto de avión, inalámbricos para poder escuchar con nitidez música o sus series favoritas. En esta ocasión, eligió música de los ochenta. Los auriculares son magníficos, con una calidad de sonido excelente y un aislamiento acústico perfecto.

 

La fila avanza a un metro por minuto y medio, son muchos los apostantes y la compra media supera los seis décimos.

 

Tres días de compras, disfrutar del ambiente e ir al teatro. Ella sola sin nadie que la vigile.

 

Charles sobrevive mal que bien compartiendo un piso minúsculo con otros cinco compatriotas todos procedentes de Nigeria. Tras meses de viaje y trabajos en semi esclavitud para mantenerse durante su travesía, llena de dificultades y peligros, donde se enfrentaron a un oleaje especialmente bravo mientras cruzaban el estrecho. Vio morir a dos niños, una madre gestante y cuatro varones adultos. Charles no sabe nadar y por precaución se ató la muñeca a la barca. Esa decisión le ayudó a conservar su vida a diferencia de alguno de sus compañeros de travesía que en los golpes de mar saltaron fuera de la embarcación siendo incapaces de regresar al bote, ahogándose sin remedio.

 

Para Charles el fin de semana es la mejor oportunidad para vender su mercancía, traslada en una lona de grandes dimensiones bolsos y monederos que imitan el diseño de grandes y caras marcas de moda. Para facilitar su rápida recogida y huida su mercancía está atada a la lona de manera que cuando aparece la policía, es capaz de recoger todo su tenderete tirando de una cuerda y echándose al hombro su tienda en menos de dos segundos para salir corriendo un centenar de metros, los suficientes para que la policía no inicie su persecución. Es más una labor disuasoria que persecutoria. Sus ventas perjudican al pequeño comercio del centro y la imagen que quiere ofrecer Madrid a sus turistas no incluye este tipo de comercio pirata. Cierto es que sus compradores habituales son turistas de provincias con poco poder adquisitivo y que valoran una buena imitación para poder lucir en sus pueblos bolsos de Gucci, Carolina Herrera o Loewe sin serlo.

 

A la salida de FNAC, Reyes dedica unos minutos a observar los bolsos expuestos en la manta. Uno de ellos está ahí por ella, nota su llamada, una copia perfecta de un Coach de color azul marino, discreto y muy ponible. Tras un breve regateo, del que no se siente especialmente orgullosa ni habilidosa, consigue su capricho a treinta y cinco euros. Camina bajando la calle del Carmen hasta que topa con la larga cola de la lotería.

 

–Solo por ser tú, Laura. Me voy la tirar aquí dos horas. –Piensa Reyes mientras asciende hasta el final de la fila.

 

Ordena sus compras, aprovecha para sacar de su caja los auriculares, conectarlos a su teléfono y tras dejar en una papelera la caja y sus instrucciones, reordena sus pertenencias en su nuevo bolso.

 

La música de Nacha Pop, Mamá, Depeche mode y Tequila suenan con fuerza. Sus recuerdos de las noches de baile y fiesta con Eulogio en su juventud le vienen a la memoria al ritmo de los acordes conocidos y reconocidos desde entonces. La fila avanza, ya recupera la calle del Carmen, a escasos cuatro metros de la entrada de la administración de lotería más famosa de España. Repasa el papel donde tiene anotado el encargo de Laura –Un décimo par terminado en seis y que tenga un ocho entre sus otros dígitos y otro con la fecha de su cumpleaños 13764– 

 

La de supersticiones que deben aguantar los vendedores de la administración, sin perder su sonrisa le consiguen sus deseos y sale, siempre acompañada de su música, del local mientras guarda sus décimos en el bolsillo interior con cremallera de su nuevo bolso.

 

Una carrera desenfrenada se inicia en la plaza del Callao, hay un evento autorizado para dentro de media hora y la policía tiene orden de desalojar la plaza de manteros para poder acordonar la zona. 

 

Una patrulla de refuerzo sin experiencia en el centro de la ciudad, es la encargada de expulsar a los manteros, doce nigerianos que venden ropa y complementos en el pico del FNAC entre Carmen y Preciados.

 

Los policía inexpertos persiguen a los manteros más metros de los recomendados. Los nigerianos son fuertes y veloces, huyen de sus perseguidores con determinación, cargando sus grandes lonas donde transportan su preciada mercancía con la que se ganan la vida. Se dividen siete por la calle del Carmen y cinco por Preciados. A toda velocidad bajan la calle evaluando a conveniencia de desviarse hacia la izquierda en cuesta arriba hacia la plaza del Carmen o continuar hacia Sol. Las viandantes se apartan hacia las fachadas evitando la estampida de los fuertes subsaharianos cargados, salvo una mujer ajena al ruido externo por su perfecto aislamiento acústico lleno de música y la mirada perdida buscando la cremallera del interior de su bolso.

 

El choque inevitable se acompaña de gritos de otras personas que con ánimo de prevenir a Reyes movían sus brazos y subían la voz. Primero le rozó el hombro de uno de los corredores que la hizo trastabillarse, el segundo mantero chocó de lleno con ella y sin bajar su ritmo continuó corriendo mientras Reyes perdía el equilibrio e iniciaba su caída hacia el suelo, el tercer mantero, Charles, sin poder evitarlo, golpeó con su rodilla la sien de Reyes de manera que su cabeza giró con fuerza hacia su izquierda con la mirada perdida y sus auriculares volando. Del violento golpe Charles consigue no caer y tras una mirada de reojo ve caer a una mujer y a varios viandantes rodearla para ayudar.

 

Los servicios médicos de urgencia se hicieron cargo de Reyes, evacuándola en ambulancia hacia el hospital más cercano. 

 

La ausencia de noticias en prensa me hace pensar que sobrevivió.

 

Por la noche, metros más abajo, junto a una papelera, un indigente analiza el contenido de un bolso azul y unos auriculares rotos. Dos décimos de lotería, un teléfono móvil y un monedero con trescientos euros. Lo suficiente para vivir un par de meses. La lotería se puede vender a los últimos de la fila de la administración, el móvil también tiene su mercado, lo apaga para que no suene, seis llamadas perdidas de “Lau” y “Eu”. Mañana lo venderá. La documentación de la dueña, al buzón, Correos si quiere se encargará de que llegue a su propietaria.

 

Multitud de personas aisladas compartiendo espacio y tiempo. Muchas de ellas solas y otras muchas aisladas por sus auriculares. La mayoría son turistas procedentes de provincias. Comparten su plan, Primark, comprar lotería, ir la ver El rey león y cenar lo que se pueda. La normalidad de siempre. Terminó la pandemia.

 

Un fin de semana en el centro de la gran ciudad. Reyes, víctima colateral. 

17.9.21

Tu clic

 



Escuché tu clic. Un auténtico privilegio estar tan cerca de ti para ser testigo de ese momento tan especial en la vida de las mujeres.


Ese instante, el más significativo de tu vida para los que te rodean, merece ser recordado contra el hábito de obviarlo.


Todos somos testigos del acelerado crecimiento físico de las niñas que se convierten en mujer en pocos meses, también ocurre que alcanzáis la madurez mental mucho antes que los varones. Quizá por eso sois tan exigentes porque veis las cosas de lejos con anticipación.


Ese fue el clic que sonó, el de tu interruptor de madurez. Sonó como las antiguas llaves de la luz en casa de nuestros abuelos, las que usaban para encender rotando una pieza de unos tres centímetros fabricada de porcelana o de madera.


Una pieza imaginaria que tiene cada niña desde su nacimiento, de un solo uso y que se activa en el preciso momento que se supera esa adolescencia tan rebelde, impertinente y egoísta. 


Ese instante enciende tu luz de la madurez, esa que ilumina para los demás tu presencia, hipnotizando y atrayéndoles con tus opiniones y tu sentido del humor. La salsa que aliña tu belleza completándote como mujer.


Carmen, ayer cumpliste dieciocho años, legalmente alcanzaste tu mayoría de edad. Los que te rodeamos sabemos que la alcanzaste unos meses antes, el día de ese clic.

 

¡Qué momento!

3.9.21

Valor y precio de un libro

 



Existen dos conceptos relacionados entre sí y coloquialmente hasta llegamos a considerarlos equivalentes. Valor y precio. Si avanzamos en la reflexión veremos que cada concepto tiene matices propios que nos ayudarán a diferenciarlos.

 

Precio es la medida en unidades monetarias con la que se cierra el pago de un intercambio comercial. Es el importe en euros u otra moneda al que cerramos una negociación.

 

Valor es el resultado de otorgar un precio imaginario a un bien. Fijamos ese importe en función de nuestro estado emocional, nuestros intereses, ilusiones y gracias a una comparativa de mercado basada en criterios aproximados un tanto limitados de datos contrastados.

 

Un ejemplo muy visual para comprender esta diferencia es la venta una casa, el vendedor le otorga un valor en función de sus expectativas, el cariño de sus vivencias pasadas en la propiedad, las obras de mejora realizadas a lo largo del tiempo y a un sondeo aproximado de mercado que ha realizado preguntando a los conserjes de la zona o entre los vecinos. El agente inmobiliario opinará, basado en su conocimiento del mercado, el precio de venta más ajustado al mismo. Finalmente, el precio será el importe al que cierren la operación de venta. En la mayoría de las ocasiones valor y precio difieren de manera significativa. 

 

¿Qué precio es el justo para un libro? El autor fija un valor en función del tiempo dedicado en su confección, su ilusión por vender y comparando ejemplares similares en temática y número de páginas. ¿Qué valor le otorga el lector potencial?

 

Habitualmente en redes sociales, donde la libertad de expresión alcanza un nivel muy alto, podemos ver solicitudes para conseguir libros gratis e incluso intercambios masivos de títulos. Cito mensajes textuales encontrados en los últimos días en Facebook:

 

–“Quisiera leer algún libro que me enganche, cual me recomiendan?, gracias y si me lo pueden enviar al correo electrónico en e pub lo agradecería”

–“Hola ¿Alguien tiene xxxxxx de xxxxx? para compartir. Gracias”

–“Buenas tardes ¿me podéis pasar la trilogía de xxxxx? Gracias”

 

Prestar libros ha sido, de siempre, una manera de compartir la cultura, en ese caso un libro solía tener una o dos vidas adicionales a la de su comprador. Todos recordamos el refrán que dice “libro prestado, libro perdido” y aun así los prestábamos a personas de confianza. En esos casos existió una compra que sirvió para dos o tres lectores, hasta que pasaba a descansar el ejemplar en una estantería.

 

Ahora de una manera relativamente sencilla tenemos la posibilidad de conseguir copias de libros de manera gratuita, pirateada pero gratuita. Copias ilegales de los libros más vendidos escritos por los mejores escritores, los más comerciales, se descargan a diario sin que de ese tráfico ilegal llegue recompensa alguna al autor.

 

¿Qué precio le estamos dando la cada libro?, cero.

¿Qué valor le otorgamos al trabajo del autor?, cero.

¿Qué valor nos otorgamos como lectores?, infinito.

 

La comparativa de mercado es demoledora, los libros de los autores más reconocidos en formato digital se sitúan cerca de los diez euros, el mismo ejemplar publicado en papel con tapa dura supera los veintiún euros. Los libros de autores con menor reconocimiento se venden a precios inferiores al euro. Incluso muchos de ellos por razones comerciales como promoción de salida, se ofrecen gratis durante unos días con el único fin de conseguir número de ventas que le ayuden a animarse a potenciales compradores que suelen repasar las listas de los más vendidos de la semana. En ese momento su libro digital tendrá un precio inferior a un euro.

 

Los lectores demandan poseer ejemplares de los escritores más reconocidos, de los más premiados o los de moda, pero no están dispuestos la desembolsar cinco, seis ni diez euros por un ejemplar digital, con ese mismo razonamiento tampoco están dispuestos a desembolsar 0,95 euros por un libro de un autor desconocido. En la sociedad del intercambio digital donde conviven con la sensación de que todo es gratis y puede ser conseguido sin pago alguno, el valor que se otorga a cualquier escrito literario publicado es cero.

 

Pregunta a cualquier lector enamorado del formato digital y te dirá que tiene dos o tres mil libros guardados en su ordenador por lo que no ha pagado nada en absoluto.

 

Querido piratilla, ¿has pensado qué valor le otorgas al autor?, ¿qué compensación merece el creador de la obra por la que disfrutas leyendo?, ¿estamos promocionando la esclavitud intelectual donde el autor crea sin recompensa monetaria la historia por la que los lectores disfrutan de las obras de manera gratuita? 

 

¿Hasta cuándo existirá este mercado sin tensiones? Me temo que mientras exista un exceso de oferta, será imposible dominar la piratería.

 

Querido lector, te necesitamos. Emocionalmente disfrutamos mucho cuando vemos cifras de lecturas en el blog, o los comentarios halagadores en redes sociales respecto a lo mucho que les ha gustado una de nuestras obras. También nos gustaría poder disfrutar de una recompensa por el trabajo.

 

La escritura se asemeja bastante al trabajo en el campo. Tardas un año en recoger la cosecha tras multitud de cuidados desde antes de la siembra, arar, plantar, regar, cuidar y tras meses, recolectar. Una novela lleva mucho trabajo previo y posteriormente una gran dedicación, durante meses, redactando y corrigiendo las historias. 

 

Si el escritor vende su producto conseguirá entre un cinco y un diez por ciento del importe de la venta, el resto del precio se lo reparten los márgenes comerciales de editorial y punto de venta, promoción, transporte y gastos. El agricultor verá que vende sus melones a céntimos de euro para después comprobar que en el mercado su precio se multiplica por treinta o más.

 

¿Cuál es el valor del melón?, seguramente su precio en el mercado que, al final, es el que determina la remuneración del productor restando todos los márgenes comerciales y de transporte. El agricultor sueña que ese precio de mercado es su valor aunque su precio sea treinta veces inferior. La oferta y la demanda son soberanas y fijan el precio final. Un precio muy bajo, cierto es. Pero es un precio y algo de ganancia le llega al productor.

 

¿Imaginas decirle al agricultor que debe regalar los melones y ser feliz contemplando cómo disfrutan los comensales del mundo?

 

Los libros no llegan ni a la categoría de melón porque existe un mercado enorme sin moneda de cambio donde se consume sin límite los productos de infinidad de autores a los que no se valoran. ¿Exceso de oferta? Sí ¿Exceso de piratería?, también.

 

Quizá escribir no tiene valor y no merece disfrutar de un precio. Menos mal que los escritores no vivimos de ello.

 

Piénsalo.

 

 

 




Nota final: Me emociona el haber superado hoy las 100.000 visitas, que son lecturas, a este blog. Es increíble conseguir que lean mis relatos tantas personas. Tengo los pies en el suelo y no me engaño, son lecturas gratis. Existe un libro publicado en Amazon con 39 relatos seleccionados entre los publicados en el blog. ¿Su precio? En digital 0,95€ y en papel 13,50€. Da igual, pocas ventas. No tiene valor.

19.8.21

Cuéntame algo, Ramón. El libro



Estamos de enhorabuena.

Ya está disponible el libro del blog, Cuéntame algo, Ramón con una selección de relatos publicados a lo largo de su corta vida.

Tras 20 meses de aventura, 129 relatos publicados, casi 100.000 lectores y superar los 20 países en difusión, he querido escuchar la demanda de algunos de mis lectores habituales que, amantes del libro impreso, me pedían que publicase una recopilación de relatos para poder tocar y leer acariciando el papel mientras huelen partículas de tinta y celulosa. Una edición para románticos de la lectura.

Este libro es un regalo para mis más fieles seguidores, aquellos que han comprado los tres libros anteriores.

Con esa obra, Cuéntame algo, Ramón me he presentado al concurso literario de Amazon 2021.

La primera criba entre los participantes al concurso la efectúa Amazon utilizando algoritmos que evalúan la capacidad comercial de cada obra. La manera de medir números es producir datos a seguir. Ventas de ejemplares y comentarios de los compradores. La mejor manera para apoyarme es adquirir un ejemplar, el más económico está en Amazon Kindle por el módico precio de 0,95 € y escribir la opinión que te parezca más justa. 

Te quedaré muy agradecido si difundes entre tus amistades el enlace para que puedan comprar el libro o este mismo artículo.

Enlace en Amazon:

Versión papel:

https://amzn.to/3kyo6kE

Versión digital:

https://www.amazon.es/Cuéntame-algo-Ramón-Rodil-Gavala-ebook/dp/B09CZCYVST/ref=tmm_kin_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=1629383036&sr=8-4

27.7.21

Que no te veas en esta situación

 



Que no te encuentres en esta situación, no te lo deseo.

 

Cada funcionario realiza el desempeño de su trabajo siguiendo las instrucciones recibidas, sin incorporar funciones no encomendadas. A su vez, cada Organismo diseña el desarrollo de su actividad con un número interminable de normas e instrucciones a seguir por sus trabajadores.

El usuario que es contribuyente y sufridor a partes iguales tiene la obligación de adaptarse a la norma aunque sea desconocida para alguien ajeno al Organismo.

En la época del covid y post-covid los Organismos del Estado con la excusa de evitar el contagio han optado por limitar al extremo la cita presencial eliminando casi por completo el servicio público en persona, derivando al contribuyente al canal internet. 

Navegar y ser capaz de encontrar justo lo que necesita el contribuyente en las webs oficiales es un ejercicio de obstáculos ideal para entrenar la paciencia infinita.

El contribuyente, que no olvidemos es el que paga, se convierte en usuario y en diana en caso de que se equivoque. Recordemos que con la ausencia de atención personal por la pandemia cada contribuyente debe informarse, formarse y decidir por su cuenta sin asesoramiento. No recomiendo utilizar el avatar presente para ayudar al usuario porque pocas veces acierta en su búsqueda de soluciones.

El otro día, esperando en la calle mientras el vigilante jurado nos daba acceso en estricto orden de hora de cita, alimentaba mi curiosidad hablando con uno de los vigilantes mientras comprobaba si mi cita era correcta porque no les constaba aunque yo presentaba el correo electrónico y el sms con la concertación de la misma. Le pregunté por el número de usuarios atendidos cada día y su comparación con dos años antes. – Más o menos atienden a un treinta por ciento de los que venían antes de la pandemia – me dijo.

 

- ¿Y el número de funcionarios también se ha reducido? Vuelvo a preguntar

- No, son los mismos

- Luego trabajan un 70% menos que antes…

 

La conversación se interrumpe cuando el supervisor autoriza que pase al interior del edificio y me dirija al mostrador que me darán una cita nueva para esa mañana porque no saben qué es lo que ha pasado.

 

Esto no deja de ser anecdótico, una persona cercana me cuenta su experiencia con la Seguridad Social, incluso me enseña todos sus papeles. El caso típico de deshumanización de las Instituciones, donde la norma es más importante que la persona.

 

Este es un ejemplo para que analice el Ministro de Seguridad Social y determine qué parte debe mejorar del sistema, si es que hay que mejorar algo. Cabe la posibilidad que la culpa sea del ciudadano y no sería la primera vez ¿no?

 

Contribuyente que pide cita por correo electrónico dirigido a la oficina del barrio porque en la web no se puede pedir en el enlace de cita previa. Otra de las cosas de covid. Acude a su cita que es para darse de alta como autónomo por primera vez en su vida, hasta su reciente ERE siempre ha trabajado por cuenta ajena. La funcionaria le explica que el alta la debe realizar por la web, el contribuyente trata de hacerse entender que no domina ni la terminología ni los impresos que ya le ocurrió lo mismo en la AEAT.

La funcionaria consulta el alta en AEAT del contribuyente y le indica que hay un error. – Debe anular y volver a solicitar el alta, como se trata de una baja del censo un día posterior al alta y una petición de una nueva alta, no habrá problema-


Mal pronóstico, ahí empezaron los problemas, esa tarde tras el cambio en el censo de AEAT mi amigo se da de alta en la TGSS como autónomo en su ramo y le confirman por SMS su efectividad. Todo perfecto. Al mes siguiente le cobran la cuota de autónomo con bonificación, parece que todo está correcto y mi amigo inicia un negocio desde cero con muchos gastos y pocos ingresos. Todos le recomendamos que no fuera tan legal y esperara unos meses tras comprobar cómo le iba para cumplir con Hacienda y la Seguridad Social. Mi amigo es de los que las leyes se cumplen y si hay que cotizar, se hace, para eso el Estado bonifica a los nuevos autónomos.


Tres meses después revisando los movimientos de la cuenta bancaria, se encuentra que la han quitado la bonificación en la cotización. Empezar pagando 59,99 es asumible para un negocio que no despega, saltar a 286,15 euros es un problema. 


Mi amigo, de buen corazón, piense que debe ser un error de la TGSS y escribe de nuevo al correo electrónico de su oficina de atención porque en la web no encuentra explicación alguna. Al día siguiente, le contestan por correo, escrito solo en mayúsculas una película sorprendente que con el paso del tiempo se convertirá en una de terror. 

 

Presuntamente le citaron por un correo certificado que nunca llegó. El resto de comunicaciones iniciadas desde la TGSS sí que le llegan por correo electrónico y accediendo a la web con firma digital, esa comunicación curiosamente no llegó nunca. En el mismo correo le informa de que la TGSS publicó en el BOE la citación. En el servicio de notificaciones el BOE no aparece ninguna notificación de la TGSS a nombre de mi amigo, solo una antigua multa de tráfico del año 2015 en un municipio cercano a Madrid. En ese correo con mayúsculas le aclaran que la fecha de alta en el censo de autónomos en AEAT y en la SS no coinciden. Recuerde amigo lector la modificación que tuvo que realizar por un día de error. Esa disparidad de fechas supone perder la bonificación. Todo esto sin poder mi amigo explicarse.


Le ayudamos a preparar un recurso de amparo ante la TGSS que en este momento de la incidencia se otorga el papel de juez y parte, reservándose un plazo de tres meses para contestar. En el recurso de amparo adjunta toda la documentación, el alta errónea, su baja, el alto correcta, un certificado de la AEAT reflejando el alta y baja, copia de los correos y demás documentación pertinente.


No pasan tres semanas y mientras mi amigo espera con paciencia lo que él considera que será una rectificación de la TGSS porque está perfectamente demostrado que fue un error sin intención con el agravante de que no hubo comunicación alguna fehaciente de la TGSS hacia él; recibe una comunicación por correo electrónico, esta vez sí le llega. Para cobrar bien que se ocupan de que lleguen las comunicaciones. Le comunican una sanción de siete euros que por no discutir los paga para recibir la semana siguiente una propuesta sanción por los días que declaró el alta que fue dada de baja al día siguiente, con recargo.


Mi amigo, fiel a su costumbre de buen ciudadano intenta ponerse en contacto con el teléfono que viene en el documento de sanción y tras ocho intentos. OCHO vuelve a escribir al correo electrónico de su oficina de atención. A esta alturas ya lo tiene guardado en su agenda de contactos.


La respuesta no puede ser más cómica, le informan que le sancionan porque hay dos altas en AEAT y mientras no se subsane, la TGSS cobra los periodos. Mi amigo le vuelve a enviar el certificado de la AEAT donde se demuestra que eso no es cierto, recordando que ya lo ha aportado a la TGSS en varias ocasiones.

 

Siguiendo sus instrucciones de ayuda que recibe, aporta como documentación el certificado de la AEAT de nuevo en la página web junto con una carta solicitando que se trate ese error administrativo involuntario.

 

Al día siguiente, la puntilla, La Seguridad Social informa a mi amigo que le presenta recibo al cobro por todos los meses pasados desde su alta por el importe bonificado que ahora no tiene derecho. 

 

En total 1356 euros que debe pagar un nuevo autónomo que aún no ha conseguido beneficios por su actividad en los meses que lleva cotizando como autónomo.

 

Enhorabuena Sr. Ministro, su sistema ha conseguido llevar a la desesperación a un buen hombre, honrado y cumplidor. Atenderá esa deuda y cerrará el negocio. Prefiere mendigar un trabajo de mierda antes de que le quite la ilusión por levantar algo nuevo y además quebrado por la acción de la propia Administración.


En resumen en menos de dos semanas, entre el recibo inflado, las sanciones y el recibo del mes sin bonificación; mi amigo debe pagar a la Seguridad Social el equivalente a las ventas de todo el trimestre. No merece la pena. Gracias sistema, gracias Seguridad Social, gracias Sr. Ministro.

 

¿Qué habría pasado si un funcionario de esos que ahora dedican solo un treinta por ciento de su tiempo a atender al contribuyente hubiera llamado por teléfono a mi amigo pidiéndole todas las explicaciones necesarias?¿Habrían solucionado el presunto problema?¿Habríamos eliminado trabajo a Recaudación ejecutiva?

 

Siempre nos enseñaron que hablando se entiende la gente, la TGSS, por lo que parece, elige el camino del litigio y la apisonadora antes mi amigo. Aunque finalmente le den la razón a mi amigo en su recurso de amparo y en las sucesivas reclamaciones presentadas, que la tiene, ya será tarde. Un autónomo menos Sr. Ministro, un potencial creador de empleo menos.

 

Triste y real. Esta es la España oficial que vive gracias al esfuerzo de muchos como mi amigo que no pueden mantenerse.

 

Ha perdido la ilusión por emprender, se la han quitado. Buen trabajo, perder cotizantes es la principal labor del funcionario que se escuda en las normas para deshumanizar el trato con el ciudadano.

 

 

17.7.21

Atramento ediciones presenta:

 


Atramento ediciones es una marca que tengo registrada como sello editorial independiente.

Atramento ediciones es Ramón Rodil, y con esta marca publico dos líneas editoriales diferentes


 Línea escritor

Publico libros de relatos y novelas

Pueblerina, escrito por Rai Lidor, un libro de relatos sorprendente, ameno y real que describe la vida en un pueblo, fundamentalmente desde el punto de vista de sus mujeres, las guardianas de las costumbres y tradiciones locales.




Próximamente saldrá mi nueva novela, actualmente en proceso de maquetación, fecha prevista de lanzamiento: 17 de agosto de 2021




Línea pasatiempos,

Cuadernos y blocs de sudoku, crucigramas, laberintos, sopas de letras y juegos del estilo. Publico cuadernos elaborados por los expertos Benito Peñalver y B. Humanes. Cuadernos con juegos variados o blocs con un solo juego. 

Pensados para todos los públicos y en particular para mayores (senior y jubilados)










10.7.21

Maruja




Maruja - Llama en voz alta, con los mismos decibelios y entonación que ha utilizado durante los últimos treinta años - Maruja - repite impaciente.

Juan termina por levantarse con movimientos perezosos y se dirige a la cocina, tiene hambre, están a punto de terminar las noticias y su estómago le recuerda que cenar es una buena idea. Se asoma a la cocina, no hay nadie. Mira con curiosidad sin atreverse a entrar en una de las dependencias que nunca pisa, es territorio extraño. Todo está limpio y perfectamente ordenado, hoy no se ha cocinado. Al final traspasa el umbral de la puerta en dirección a la nevera, quedan dos cervezas de botella, abre una de ellas y va apurando en largos buches su contenido frío y apetecible mientras recorre la casa buscando a su compañera. 

¿Maruja? Se arrepiente de haber comprado una casa tan grande, la botella vacía de cerveza descansa en el primer escalón, sabe que alguien se encargará de ella, todo lo que existe en esta casa se ordena solo.

En el piso superior tampoco, ¿Dónde se habrá metido esta mujer? No recuerda que le hubiera avisado que tenía previsto ir de visita o que hubiera quedado con sus amigas. 

Vibra su reloj de muñeca, un aviso de calendario, faltan quince minutos para el inicio del partido. Baja al salón, pasando por la nevera. Mientras se aprovisiona siguiendo su dieta preferida, le devuelve el cristal de la puerta de la terraza su imagen. Rubio con el pelo rizado, a juego con su ojos verdes, cuerpo ancho y descuidado. El gran danés le apodaron en el colegio muy acertadamente. Termina de preparar su cena: Patatas fritas, chorizo, queso y una bolsa de torreznos, descorcha una botella de tinto de Rivera del Duero. Se ayuda de una bandeja para cenar frugalmente en su sillón preferido. Sintoniza el canal justo a tiempo para ver las alineaciones. La final de la copa tiene fama de ser el partido más emocionante del año. 

Vamos, vamos 

Grita como un aficionado más justo en el momento que suena el himno español. Juan se levanta con dificultad en señal de respeto, incluso sube el volumen con intención de molestar a su vecino de al lado, un pirado independentista que no razona y se cree la ensoñación esa con la que les tienen anestesiados para evitar que se subleven por los deficientes servicios prestados por el gobierno. Mucho hablar de independencia y en la calle no hay nadie, seguro que muchos verán el partido con el volumen muy bajo para evitar que la policía política que tienen en cada barrio les etiquete como un facha. A Juan le importa una mierda lo que piensen sus vecinos, él nació en Cuenca y se siente español, muy español y nadie le va a obligar a renegar de su tierra, de su habla y de su sentimiento nacional.

Sus ciento diez kilos de humanidad se acomodan en su sillón, atacando con rapidez el menú “mediterráneo” que se ha preparado. 

Su equipo pierde el partido ofreciendo una imagen lamentable, a su pesar tendrá que soportar las bromitas de los pesados de turno en la oficina. - A ver quién aguanta mañana a Jordi - se dice. El prototipo de compañero de trabajo que solo se digna a hablar contigo cuando pierde tu equipo. Si ocurre alguna de las otras opciones, empatar o ganar, Jordi desaparece de tu vista durante días. 

- Joder, las once y media y esta mujer no aparece - piensa. Repasa su móvil, sin mensajes ni llamadas.

Baja el volumen del televisor mientras recorre con el mando a distancia uno a uno todos los canales buscando algo que le llame la atención. 

Papá, papá, despierta, son las nueve de la mañana

 Siente que le zarandean con fuerza mientras él sigue resistiéndose a abrir sus ojos

- Te has vuelto a quedar dormido en el sillón, verás ahora tu espalda - le regaña

Juan, por fin abre los ojos, necesita un café bien cargado

Hola princesa ¿Qué haces aquí? 

Su hija del alma, la alegría de su vida. Pequeñita, pelo lacio negro azabache, ojos rasgados marrones, delgada, ágil y sonriente. La filipina para el barrio 

Habíamos quedado en que pasaba a recogerte a esta hora. Hoy es la fiesta de cumpleaños de tu nieta

Antes de despertarle, ordena un poco el desastre de la bandeja de la cena. Lo poco que ha sobrado no se puede guardar en la nevera tras tantas horas sin refrigerar. Limpia los baños y airea las habitaciones. Le da una vuelta a la casa.

¿Y tu madre? Anoche salió y me dormí antes de que regresara - Repasa con la mirada, buscando a su Maruja. 

Su mujer de toda la vida, triste y amargada. Castaña de pelo rizado, Cuerpo de pueblo, culo grande fofo, muslos anchos, piernas cortas, escaso pecho, ojos oscuros, siempre vestida de luto sin necesidad. El as de picas de la baraja.

¿No te acuerdas, papá? Se marchó el mes pasado. No va a volver.

Los ojos de Juan giran perdidos con la mirada ausente. Algo recuerda, sí. Se fue sin decir nada. Se fue harta, en silencio y sin portazo. Se cansó Maruja de todo, de preparar su comida, de aguantar su tonito, de su falta de sensibilidad, de su desorden, su egoísmo y de treinta años tirados a la basura por una mala decisión, tapar un embarazo no deseado con un tonto a quien colocárselo. 

10.6.21

Acceso a la universidad

 


                                                                                                            Dedicado a Carlos

Esta noche ha sido peor que las tres anteriores, los nervios se han apoderado de mí y no he podido dormir más de tres horas. Tres días de exámenes envueltos en un entorno de nervios hinchados por la responsabilidad. Tanto la voluntad como la subconsciencia me han sido arrebatadas y vivo en un estado de letargo intelectual desde el pasado mes de septiembre, justo cuando iniciamos el último curso de Bachillerato. 

Nos jugamos mucho en esta prueba de acceso a la universidad, tanto como la posibilidad de estudiar lo que deseo o tener que conformarme con algo parecido. Tengo la mala costumbre de sobrecargarme de responsabilidad en cada hito de mi vida y en esta ocasión con mayor motivo. Llevo estudiado desde el pasado mes de septiembre como no había hecho nunca antes, muchas horas y sacrificio para entender alguna de las asignaturas obligatorias que están alejadas de mis habilidades naturales. He aprendido a estudiar en función de las preferencias narrativas de cada profesor, algo agotador para los de mi edad que tenemos muy desarrollada una conciencia pragmática predominante y no llegamos a comprender qué de bueno nos llevamos por memorizar conceptos que  nunca más en nuestras vidas necesitaremos. 

El Bachillerato lo superé y con buenas notas, incluso en la asignatura que más me hacía bola conseguí buenas calificaciones, por encima de mi natural racanería auto valorativa. ¿Será cierto eso que me dicen que los demás me ven mejor de lo que me veo yo a mí mismo?

La EVAU o selectividad como la llama mi padre, es una prueba donde es más importante el dominio de los nervios que poner a prueba los conocimientos. El  temario nos lo sabemos de tanto repetirlo durante estos meses, bueno de aquella manera, porque en nuestros círculos de toma de decisiones decidimos jugar a estudiarnos determinados temas, descartando el resto. Hace calor y estamos ya un poco hartos de clavar los codos. 

Hoy termino los tres días de exámenes, los tres días de sufrimiento. Bien, regular, muy bien, bien, mal y muy bien. Esa son las conclusiones a las que he llegado, veremos al final qué nota consigo y si me da para elegir los estudios de mis sueños.

Hoy empiezo mis vacaciones, las más largas de la vida. En una semana tendré los resultados y gestionaré el acceso a la universidad. Mi deseo era estudiar en una universidad privada y preferentemente en inglés para abrir más mis posibilidades de futuro compartiendo estudios con compañeros socialmente mejor relacionados. Finalmente voy  a la pública y masificada universidad, como fueron mis padres y no les ha ido nada mal, espero que mi futuro sea tan bueno como su presente.

Me voy de fiesta con mis amigos, mucho que celebrar y sobre todo mucha necesidad de desfogarnos y olvidar tanta tensión acumulada durante meses. Oigo en la radio que han movilizado más de doscientos policías en Madrid para evitar botellones con la excusa de la pandemia. ¿No tienen otra cosa que hacer los políticos que tratarnos a los jóvenes como presuntos delincuentes? Nada malo vamos a hacer, déjennos tranquilos con nuestra necesidad de contacto humano, con nuestra natural naturaleza despreocupada y con nuestra juventud. Dediquen esfuerzos a hacer algo productivo en vez de pelearse a diario entre ustedes, improvisar y rectificar a cada rato. Si no son capaces ni de definir qué vacuna y cuándo la inocularán a los futbolistas. Menos mal que no voy a estudiar para ser político. 

Buen viaje, Joe

  Joe, simplemente Joe. Omitiendo, desde siempre, el rango familiar de tío. Recuerdo tu aterrizaje entre la familia cuando Ana, también sin ...