2.1.20

Jugando con los números 2020 - 2002. Ascenso del Atleti

Empezamos año y me pongo a jugar con los números, pensar en el 2020, nuestro año recién estrenado, me lleva al 2002 año del sufrimiento y de la alegría final.

27 de abril de 2002. Luis Aragonés se sienta en el banquillo, en el banco de fuera. Vestido con su chandal azul oscuro y su escudo, nuestro escudo, el del Atleti, en el corazón. Su chandal huele a humo, a tabaco, muchos cigarrillos consume durante el encuentro. Con gestos de rabia intenta animar a sus jugadores. No para. Lleva a su Atleti en la sangre.

El partido pide cabeza, calma, llevar el ritmo, no precipitarse. Luis es todo lo contrario, raza, pasión e intensidad. El partido empieza loco. Marca el Nastic, ya empezamos, tarde de pasión rojiblanca. 

La afición llena el viejo Calderón. Hasta la bandera. Hay ganas de ascenso. Dos años en segunda son muy, muy largos. Injusto este segundo año tras aquel larguero en Getafe en el descuento del último partido de liga. Ese balón significaba volver a primera en 2001. No estaba escrito. Otro año de purgatorio.

Ese año consumí más prensa escrita y radio sobre el Atleti que en todo el resto de mi vida. Un equipo apañado, con coraje y corazón. Poco juego y mucha intensidad. Y gol. El uruguayo Correa, Marcos Alonso, Mono Burgos en la portería y un muy niño Fernando Torres empujaban cada fin de semana a este equipo con alma de Aragonés.

El club se volcó en este partido, si el Atleti gana es de primera. Incluso hizo lo que nunca un atlético debe, vender la piel antes de matar al oso. Cuando el marcador se puso favorable con el 3-2, el video repetía un lema: "somos de 1ª"

Espérate que es el Atleti. Empatamos, remontamos, nos empataron de nuevo. Ese Cuellar qué bueno era. Correa metió el golazo de su vida, el campo se vino abajo, el 3-2. Parecía definitivo. 

Recuerda, somos el Atleti. El marcador publicitando que somos de primera y nos pitan falta en contra en el borde del área rojiblanca, en el descuento, en el puto minuto 91 y Cuellar de nuevo marca un golazo, por toda la escuadra. Después la heroica. Hasta Mono Burgos subió al área contraria. No había tiempo. Oportunidad perdida.

El Atleti no estaba muerto, también usa otras vidas. Esta vez se vistió de blanco y azul. Del vecino Leganés que nos hizo el favor el domingo 28. Ganó al Recreativo en Huelva, 1-2. Ese resultado convirtió al Atleti en equipo de primera. A falta de cuatro jornadas, el Atlético de Madrid tenía 12 puntos más que el cuarto clasificado, el Recreativo, al que le tiene ganado la diferencia de goles particular. Matemáticamente el Atleti vuelve a ser de primera.

Me alegré. Recuerdo que la rabia del casi del sábado no me permitió disfrutar del todo por el ascenso el domingo. Prefiero ganar en mi campo, no de carambola. Pero, oye, también vale.

Lo que me trae el juego de números, un recuerdo, un sentimiento, una hermandad, una afición. Mi cerebro quiso que los años 2001 y 2002 los tuviera aparcados. En 2003 nació mi hijo mayor y con el Atleti en primera, ¿Qué más se puede pedir?

Aupa Atleti.

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