3.12.20

Adiós, papá

 


El viejo reloj de pared ha parado, su antiguo péndulo de bronce labrado cesa su vaivén interminable, ese que mide el tiempo que nos ordena la vida. 

Cada semana respetando la ceremonia adecuada a su historia bicentenaria, Ramón utiliza la llave hueca en forma de T para darle cuerda a su reloj de pared, el mismo que dictó con sus campanadas los horarios diarios en su casa durante toda la vida.

Definitivamente el cuidado de este mundo y del reloj que lo mide quedan mucho peor sin Ramón.

Perdurará su influencia entre sus amigos y familiares, nuestros recuerdos de él y con él seguirán vivos durante años entre los que hemos tenido la suerte de convivir con él.

Mi padre me enseñó a ser honesto, honrado, a ir de frente, a decir la verdad, a ser responsable y generoso - haz primero lo tuyo y luego un poquito de los demás- nos recordaba a diario.

Su impronta ha sido construir hijos autónomos para la vida, autosuficientes como a él le gustaba definir. Nos animaba a tomar nuestras propias decisiones a no depender de nadie para salir adelante. Nos dio alas para volar y volamos, los cuatro, con la confianza de contar con su refugio si el viento arrecia.

Siempre me sorprendió su capacidad para escuchar siendo sordo y su capacidad para captar las emociones más escondidas de los demás siendo él tan parco y comedido en expresar las suyas. Ambas habilidades hicieron de él un ejemplo de empatía. Para mí, quizá, su mejor enseñanza.

He sentido su apoyo y su aliento en cada fase de mi vida y especialmente durante las más complicadas, No dudó en mostrarme su apoyo sin fisuras, incluso cuando eso le podía suponer un conflicto con sus creencias tan arraigadas. Todos sabemos hasta dónde podemos llegar los padres por nuestros hijos.

Después de tantos años aprendiendo de él como maestro de vida, fijándome en su ejemplo diario como guía, considero que he llegado al nivel de aprendiz. Mi suerte es haber sido hijo tuyo y haber tenido la oportunidad de formarme como persona replicando tu ejemplo. Me señalaste el camino de cómo ser buen padre, buena persona y buen profesional. Seguiré aprendiendo papá, ahora sin tu ayuda ni consejos, es lo que tiene quedarse huérfano. Me guiarán los recuerdos y esa voz interior a la que preguntar ¿Qué habría hecho papá en esta situación?

Me quedo con este sentimiento de vacío, de reloj parado, de mundo sin girar.

El reloj nota tu ausencia, no encuentra el sentido de medir el paso del tiempo. Tras marcar tus 29851 días desde tu nacimiento, su mejor homenaje es parar hoy sus manecillas.

Papá, has hecho un buen trabajo. Has definido con tu vida el lema de Baden Powell (fundador del movimiento scout) -dejar el mundo mejor de como te lo encontraste-

Prepara el cielo para cuando nos volvamos a encontrar, tómate tu tiempo, no hay prisa. Mientras, haz lo que mejor sabes hacer, mejora el cielo.

10 comentarios:

  1. un abrazo muy grande Ramón, al final te deja todo ese legado que tam bien has descrito

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  2. Ramón, te toca darle cuerda a ese reloj, porque tú, puedes. Un abrazo

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  3. Maravilloso homenaje a tu padre, tu amor hacia él está en todas las palabras que le has dedicado. Eres un alumno excelente de sus enseñanzas.un beso

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  4. El mejor relato, no es el que se escribe si no el que dicta el corazon. Os ha dejado un gran legado.

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  5. Emocionante relato. Todo lo que se diga de él es poco. No lo olvidaremos nunca. Un abrazo muy fuerte

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  6. Ramón, verdaderamente emocionante. Bonito homenaje y precioso recuerdo en el tiempo. Un abrazo muy muy fuerte.

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  7. El mejor de los homenajes a un padre, sin duda que sea considerado como ejemplo a seguir. Un texto maravilloso Ramón. Un fuerte abrazo.

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  8. Bonito y sincero homenaje a un padre, de un hijo admirado. Siento mucho vuestra pérdida y te agradezco haber compartido estas palabras con el resto. Un saludo

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  9. Mis recuerdos de tu padre son todos buenos, para mi era una persona que luchó por su propio camino, apartando “sugerencias” que no le llenaba, desechó ser abogado, y escogió la ingienería, y creo que acertó, no veo a tu padre retorciendo su verdad.
    Tengo un recuerdo de un viaje, no recuerdo la fecha, pero tu Ramón tendrías cuatro o cinco años, fuimos a Grazalema, pueblo del que tenía un muy buen recuerdo de los veranos, en el camino en un SEAT seisciento, cuando no existian los cinturones de seguridad, ibas tu sentado en el aciento delantero en la falda de tu padre, en aquellos tiempos de Jerez a Grazalema no te cruzabas con más de diez coches, ibamos callados atentos al paisaje, cuando pasamos por una casa colindante con la carretera y se nos cruzo lo que tu llamaste “pàjaro” y gritaste,
    - Papa mira que pajaro más grande corriendo
    Tu padre con la tranquilidad que le caracterizaba, contestó
    - Es una gallina
    Y tu contestaste
    - No, las gallinas no tienen plumas
    La carcajada de todos los que ibamos en el coche fue instantanea y fue el comentario hasta llegar a Grazalema del que ya estabamos cerca
    Tu padre no participo en el jorgorio general y te explicaba con suma paciencia y cariño que tu idea de las gallinas eran las que estaban colgadas en la carnicería preparadas para guisar
    Lo tengo en el recuerdo y lamento muchisimo no haber tenido más contactos con él que algunas reuniondes familiares y el año que estudié en Madrid e iba muchos fines de semana a vuestra casa en Capitan Haya

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    1. Muchas gracias Félix, efectivamente tu recuerdo retrata a mi padre, paciente, cariñoso, educar y empático. Gracias por compartir tu recuerdo

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