7.9.20

El valor de un abrazo

 


Para Fede y Paqui


El ser humano aún con las costumbres matizadas por las diferentes culturas, necesita del contacto con sus semejantes. El tacto ya sea más íntimo a imagen del extremo oriente o más extrovertido como en el mediterráneo; siempre está presente en nuestras relaciones. 

El tacto y la mirada crean vínculos de afecto entre los humanos. Ayuda a identificar los sentimientos, a dar apoyo, a consolar y a amar. Somos seres sociales, casi gregarios. Un abrazo expresa más sentimientos que mil palabras, una mirada franca une una conversación por encima de la retórica. Los amantes buscan el contacto, los amigos se abrazan, se apoyan. Los amigos en culturas de Asia lo demuestran andando unidos con las manos enlazadas, en culturas como la nuestra los amigos se abrazan y besan al encontrarse.

Estamos unidos a nuestra especie gracias al contacto. Unir las yemas de los dedos con las de otra persona genera un crecimiento de la empatía y de la energía vital. Los espíritus de los unidos sienten que adquieren una deuda vital con el espíritu de la otra persona.

Dicen que cuando muere alguien muy cercano, te duele en el alma. Ese vínculo espiritual se rompe y el superviviente nota la ausencia hasta el punto de somatizarlo como dolor.

Tu descendencia hereda además de la carga genética, la suma de abrazos, de caricias, de  roces. Toda esa fricción mezcla los espíritus entre progenitores e hijos consiguiendo nuevas relaciones espirituales. Es el secreto de la prevalencia del ser humano. El contacto reiterado fabrica espíritus homogéneos, por esa razón, cuando por ley de vida los mayores nos dejan, su espíritu pervive entre nosotros. Siempre queda mucho de nosotros en el mundo. Cuanto más abracemos, amemos, toquemos y besemos, más huella dejamos.

Tengo dolor en mi corazón. Paqui se ha ido, joven, jovial, sonriente y alegre. Su espíritu se ha frotado tanto con los nuestros, que mucho de ella se queda. Solo tengo que recordar su risa para verla sentada con nosotros. Su mirada profunda, con coraje, sentida y limpia la hemos perdido. Lo que sentía con esa mirada, perdurará mientras viva. 

Te quiero mucho, Paqui. Me conformo con sentirte cerca, gracias por rozarte, gracias por repartir tu bondad entre todos nosotros, todos somos un poco tú. Tu espíritu perdurará entre nosotros.


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