21.12.19

Reunión de vecinos

La convocatoria recibida en el buzón por carta firmada por la Presidenta de la comunidad de vecinos y el administrador de fincas que actúa como secretario fija la reunión en el local del administrador a las 19:00 horas en primera convocatoria y media hora después la segunda y definitiva.
El orden del día establece los temas a tratar, el punto estrella, la propuesta de cambio de los ascensores.
La comunidad de vecinos está compuesta por los dueños de las cuarenta y cuatro viviendas del bloque, todas de igual superficie y el local comercial del bajo. La asistencia media a las reuniones es muy baja, las decisiones anuales se toman entre cinco o seis vecinos que mantienen su conciencia común afinada para asistir.
Hoy el local se queda pequeño, la expectación nacida de la propuesta de cambio de ascensores ha atraído a prácticamente todos los vecinos, incluso a los que no viven en la actualidad y tienen las viviendas alquiladas.
Asiste el grupo de las grullas, el núcleo duro de pensamiento único y visión rural de cómo se deben organizar las cosas. Cinco mujeres muy sabias, con gran experiencia vital con una habilidad única en la especie, mantener las cosas como están al mínimo coste posible. Es el grupo que disfruta aconsejando a Vicente, el conserje, sobre cómo es más eficaz la limpieza del portal, los productos y la frecuencia necesaria. Ellas son muy limpias y lo demuestran a diario fregando su trozo de escalera y pasillo común más cercano a la puerta de su casa. Que no digan. Disfrutan opinando sobre la vida del resto de vecinos desde su posición privilegiada de oráculo de la sabiduría popular.
También están los del chándal, tres familias que habitan en los dos últimos pisos que su única vestimenta reconocida es un chándal azul con el escudo del Real Madrid. Como no. Representan la oposición general a todos. Nunca están de acuerdo con lo votado en la junta de vecinos. Este es el primer año que asisten. Ambos tres vecinos, están jubilados y se entretienen cuidando de sus nietos. Todas las mañanas recogen a sus nietos en la hora de comer, vuelta al colegio para las clases vespertinas y un par de horas después, regresar por ellos para  la merienda e intentar que hagan los deberes antes que regresen de trabajar sus madres. No se les conoce padre alguno.
Asisten varias vecinas de edad avanzada, el ambiente previo y la presión de las grullas les ha animado  a  asistir y eso que no tienen por costumbre salir por las tardes. Prefieren quedar en casa resguardadas.
La asamblea se constituye con el sesenta por ciento de asistencia presencial y un quince por ciento de vecinos que ha elegido delegar su voto. 
En seguida se observan varios grupos, el mayoritario que se opone a la propuesta antes de debatirla en el pleno, una minoría que apuesta por la mejora y modernización de la comunidad; el grupo del chándal que se opone a todo, les gustaría separarse de la comunidad y organizar una propia de las dos últimas plantas. Las familias de la primera planta que tiene problemas de movilidad, disponen de puertas más anchas y rampa para su acceso. No obstante, están enfadadas con el mundo y cualquier propuesta siempre cuenta con sus votos en contra. Hace dos años incluso votaron en contra de instalar la nueva rampa de acceso y eso que les beneficiaba. Ya, pero no. A sabiendas que la propuesta iba a salir, no quisieron perder la oportunidad de oponerse de nuevo.
El secretario expone la realidad, las continuas averías de los ascensores, de cuarenta años de antigüedad, el estado calamitoso de sus motores, comenta la recomendación del fabricante de los mismos de sustituir los mismos, los fallos en las puertas que no cierran bien y provocan que se quede el ascensor parado y multitud de inconvenientes.
El grupo liderado por las grullas apuesta por arreglar los mismos utilizando la cuenta de la comunidad que dispone de saldo suficiente. Sin necesitar de mayor apoyo económico de los vecinos.
- Podemos aguantar unos años más hasta que se rompan. Yo misma tengo un coche con trescientos mil kilómetros y hasta que no se rompa, ahí sigue. Explica orgullosa doña ahorros.
El grupo del chándal, el más necesitado de un ascensor más fiable al vivir en los pisos diez y once se esperaba que opinaran favorable al cambio de vehículos. Pues no. Se oponen. Sin ofrecer una razón concreta y remarcando que no opinan como las grullas.
Varios vecinos opinan que la derrama propuesta consistente en treinta y tres euros al mes durante tres años es muy cara. 
El clima general es de oposición. La Presidenta  interviene tras una queja de las grullas respecto a la propuesta, para indicar que no era su intención ofender a nadie. 
- Entendí que lo mejor para la comunidad, dadas las numerosas averías, a la recomendación del fabricante y a las dudas respecto a pasar favorable la siguiente inspección, era estudiar y proponer el cambio .  Modernizar de la instalación y ganar unos años de tranquilidad.
Gana el NO por mayoría. La curiosidad estadística, los vecinos de mayor edad, los que utilizan de manera habitual el ascensor, eligen el NO. En cambio los más jóvenes que valoran modernizar el servicio y entienden que ese cambio revaloriza las viviendas, prefieren el SI.
No se cambian los ascensores. La semana siguiente se vuelven a estropear, dejando a los vecinos dos días sin servicio. Se quejan en privado en sus casas, lamentándose por dejarse influir por las grullas, esas amargadas que desplegaron toda su capacidad de influencia con tal de ahorrarse unos euros al mes. Hemos perdido una oportunidad de oro.
La fortaleza de la democracia es la toma de decisiones basada en la mayoría, el peligro es el voto mal informado. 
Por mayoría, no hay cambio de ascensores, todo sigue igual de barato, todo igual de ineficaz. Luego exigimos a nuestros políticos que lleguen a acuerdos por el bien de España. Visto lo visto, parece imposible.


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