13.1.20

Como casi siempre perdimos por penaltis, la próxima vez campeones

Las horas previas prefiero estar ocupado en otras actividades. Parte de la vida del seguidor está condicionada por los tics y supersticiones que te vas creando con las experiencias vividas animando a tu equipo. Llegas a vestirte igual que hiciste en la última victoria, repites zapatos e incluso menú. Todo con tal de ayudar.


Hoy es la primera final del año, en un torneo de nueva creación al que fuimos sin mucha ilusión, hasta el punto que solo cincuenta socios solicitaron entradas para la semifinal, el club a estos pocos animosos les regaló las entradas. Otra cosa es el viaje y estancia en Arabia Saudí.



Para sorpresa de todos los comentaristas, organizadores, periodistas y resto del universo fútbol, el Atleti ganó al Barcelona gracias a su cambio de estrategia en los últimos veinticinco minutos, remontó el partido y provocó una crisis institucional en Barcelona que son de muy mal perder.



La final contra el vecino, contra el de siempre. Además lleva mejorando su juego y resultados en los últimos meses. No tenemos enfrente a Cristiano, quedan los demás. Casi cualquier miembro de la plantilla blanca vale como la suma de la plantilla atlética. Es un juego descompensado en función del poderío económico de cada equipo. 


Mi esperanza, nuestra esperanza es la lucha, el coraje y la suerte se alíen a favor de los nuestros de nuevo.


Primera parte muy de vigilarse ambos equipos, el Atleti presionando en campo contrario, incomodando al Real Madrid en todo el campo. Cuando el Atleti tiene el balón, se atasca. Aparentemente no tiene plan de ataque solo plan de presión. Juega a ahogar al contrario, a agotarlo, a esperar su oportunidad.



El Real Madrid abusa de los balones cruzados a los extremos, intenta hacer dos contra uno contra los laterales rojiblancos. Se choca contra un muro. El Madrid juega sin ideas, ataca sin daño. Un leve remate permite a Oblak adornarse con una palomita, para la foto, para el recuerdo. Sin peligro.



Ambos lo dejan todo fiado a la segunda parte. La continuación mantiene el mismo planteamiento durante los primeros veinte minutos, hasta que empiezan los cambios de refresco.


Zidane lo fía a los jóvenes, no tiene más banquillo. Se equivoca, no tienen perfil. Las finales son para hombres, estos son niños, habilidosos con poco carácter. El carácter lo suple su capitán manteniéndose en el campo a pesar de un esguince más que evidente.

Simeone mueve el banco con más criterio, elige experiencia, habilidad y músculo. Le gana la partida posicional.  Poco a poco la posesión del balón cambia, el Atleti se cree que puede, se va acercando. Al Madrid le faltan oxígeno e ideas. Al Atleti le sobran garra y lucha faltándole un toque de visión y puntería.

Final del partido, la prórroga va pintándose de rojiblanco. Corre más, ataca más, se lo cree más. El peligro no llega el partido muere al borde de las áreas. Es un partido táctico, igualado. Solo se puede ganar a los puntos.

En los últimos minutos el Atleti puede ganar, incluso una expulsión al borde de la agresión de Valverde a Morata, le roba una ocasión de gol mano a mano contra el portero, le roba el sueño de una posibilidad. Tangana, nervios, empujones. Esto se acaba.

¡A los penaltis no!. ¡Que al Atleti le cuesta marcarlos!. 

Final. A penaltis y ganó el de casi siempre, por penaltis. El Madrid los juega con la confianza de quien casi siempre los gana, el Atleti se enfrenta a ellos con la inseguridad del que falla más veces que acierta.

Apago la tele, orgulloso del trabajo realizado, del planteamiento del Mister, del esfuerzo, del coraje. Nos faltaban Koke y Costa, no se notó por garra. Yo les eché de menos, qué quieres que te diga.

Me preparo para la siguiente, este año tendremos más roce con los vecinos. La siguiente vez será más en serio, será nuestra oportunidad, será la de verdad.

Vamos Atleti. Ya queda menos. Lo tenemos en la mano. Ya cuento los días que faltan para nuestra próxima oportunidad. Seremos campeones


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