24.1.20

Un día en el juzgado

La mañana se hace muy larga, paseas, lees, hablas por teléfono, vas al baño, incluso te escapas a la cafetería de abajo.
Rodolfo está citado como testigo en el juicio por despido de su amiga Lucía. Hora fijada para el proceso, las nueve de la mañana.
El abogado laboralista le explicó el día anterior las fases del procedimiento.
- Ármate de paciencia Rodolfo. Resérvate el día completo por si las moscas.
- ¿El día?, pero ¿Cuánto dura un juicio por despido?
- Normalmente poco, en este caso la empresa ha contratado a un gran despacho y han aportado multitud de pruebas que debemos analizar en sala. Su estrategia es ahogarnos en papeles. Tu vas de testigo así que no sufras, espera tu turno y contesta las preguntas, normalmente los jueces os miman a los testigos pues ya bastantes molestias os ocasionan por tener que ir a perder el día en el juzgado
- Entonces ¿Cómo funciona el tema?
- Inicialmente nos llamará a sala a los abogados de las partes y a Lucía, generalmente nos invitará a llegar a un acuerdo de conciliación y nos marcará un tiempo para ello mientras inicia otro procedimiento. Si llegamos a un acuerdo se termina todo y te podrás ir; en cambio si no hay acuerdo, cosa previsible dados los antecedentes y el estado anímico de Lucía, empezará el juicio.
- ¿Y eso qué supone?
- Mira, el juicio son varias partes, la fase inicial donde solo estamos los abogados de las partes y Lucía en sala. Las partes aportaremos las pruebas que consideremos, debemos revisarlas y admitirlas el juez. En este juicio como hay una denuncia previa por acoso sexual presentada por Lucía, es posible que también acuda el ministerio fiscal. Una vez terminado este proceso que puede durar bastante tiempo, no te extrañe que necesite Su Señoría un par de horas para salvarlo, empezarán a desfilar los testigos
- Vale, unas dos o tres horas
- O más, tú eres testigo de la autora, de Lucía, luego te llamarán después de los testigos de la empresa. Han presentado a cinco, en su momento solicité el recurso de tres de ellos que tengo pendiente que el juez admita mis alegaciones. Tras ellos, vais los testigos de Lucía, estáis citados cuatro. Tú eres la carta fundamental y te dejo para el final. Si todo va en orden, calcula unos diez minutos como máximo por testigo.
- Joder, toda la mañana
- Te recuerdo las normas en sala para evitar problemas o sanciones por parte de Su Señoría. El móvil apagado, te preguntará si juras o prometes decir verdad y si tienes algún interés en que gane el juicio alguien de la sala.
- Pues sí, Lucía
- Debes decir que no, tú vas en condición de testigo para decir la verdad, no puedes dar la sensación que tu intención es incluso faltar a la verdad con tal que gane Lucía. ¿Entiendes? Piénsalo
- De acuerdo.
- Además recuerda, entra aliviado de vejiga y tranquilo. Una vez entres en sala, no podrás salir a menos que el juez lo permita. En ocasiones cuando se prevé una fase de conclusiones alargada os puede permitir salir a los testigos antes de la fase final. En caso contrario te quedas en sala hasta el visto para sentencia. Te recomiendo varias cosas. Una buena actitud corporal, nada de manos en los bolsillos, ni respuestas chulescas, ni cruzarte de brazos. Además de mirar a los abogados cuando te interroguen, contesta directamente al juez, mirándole a él y por último, ante cualquier pregunta de los abogados de la empresa que no entiendas, que sea muy general o que se salga de lo que estamos juzgando no tengas problema en pedir explicaciones a la misma o que te la formule otra vez. No temas porque el juez no va a permitir ninguna pregunta salida de contexto, ni argumentativa o que te lleve a un supuesto ajeno al hecho juzgado. ¿Alguna duda?
- ¿Cómo tengo que ir vestido?
- No hace falta que vengas de boda, una buena imagen acompaña al testimonio. Bien, Como te sientas cómodo. Si prefieres ir de traje, mejor. Por cierto, si necesitas un justificante de asistencia al juicio se lo pides en el momento de entrar a la persona que saldrá a avisarte y que te pedirá el DNI. Gracias por tu ayuda, tu testimonio es fundamental

Tras un intento de conciliación, se inició el juicio hace dos horas. Rodolfo observa la sala de espera. El juicio se celebra en la planta 4 del juzgado, donde está el de refuerzo. Cuenta Rodolfo cinco salas para celebrar y un espacio muy grande destinado para la espera de las partes y los testigos. Unos trescientos metros cuadrados calcula midiendo pasos, cuenta seis grupos dieciséis sillas unidas en bancos de cuatro, además de otras seis sillas adicionales. Están casi todas ocupadas, además de varios abogados susurrando a sus clientes las propuestas de conciliación que han recibido en sus respectivos previos a los juicios. Rodeando la gran zona de espera, Rodolfo cuenta cuatro despachos amueblados con una mesa redonda y varias sillas. Parecen que los utilizan para formalizar los acuerdos de conciliación, reunirse las partes o si necesita alguien un poco de privacidad.

El reloj marca las doce y cuarto cuando avisan al primer testigo de la empresa. Un señor con traje caro, bien vestido, seguramente es un directivo, es el primero en desfilar. Rodolfo calcula que le queda una hora por salir, decide bajar al Rodilla que hay junto a la puerta del juzgado para tomar algo. Se decide por un par de sándwiches y una botella de agua. Ni los mastica, los traga rápido producto de su ansiedad por estar disponible cuando le llaman. Sube rápido, tan rápido que todo sigue igual. Cuenta en el grupo de asientos de la izquierda a cuatro testigos de la empresa, más otra persona con traje que debe ser también de su grupo y que les acompaña. En la sillas de la derecha, reconoce a los testigos de Lucía. Se sienta junto a la mujer de cuarenta y pocos que viene muy bien vestida luciendo un traje de chaqueta con mucho estilo, pañuelo de Loewe y con un áurea de perfume que te lleva a desearla con pasión. 

Intenta charlar un poco para matar el tiempo y sondear si hay posibilidades de algo más. Le gusta, castaña con reflejos rubios, ojos marrones, piernas para que te abracen, labios carnosos y mirada clara.
- ¡Qué pesado es esto!
- Sí, horrible, pasas la mañana esperando y sin conocer qué está pasando ahí dentro
- Me llamo Rodolfo
- Encantada, Esperanza
Su sonrisa le cautiva, otra cosa que le gusta de ella. Tarda unas décimas de segundo en reaccionar, está conmocionado por su estilo.
- ¿Vienes por Lucía, verdad?
- Sí, ¿Tú también?
- Así es, somos amigos desde hace muchos años
- Yo la conozco solo desde el punto de vista profesional
Algo no le cuadra a Rodolfo. Su amiga Lucía trabaja de comercial en una empresa de componentes estériles para uso médico. No recuerda a Esperanza en ninguna de las conversaciones ha mantenido con Lucía.
- ¿De la empresa?
- No, de la empresa no. Soy médico y a la vez responsable de compras de material médico para el hospital privado donde trabajo. La empresa de Lucía fabrica unos materiales desechables muy buenos y de fiar
- ¿Y pasas consulta?
- Sí soy psiquiatra
- Entonces conocerás muy bien a las personas
- Ya sabes lo que dicen, en casa del herrero....
- No me lo creo
- Soy capaz de analizar clínicamente a mis pacientes, ayudarles en sus desgracias y proporcionarles alivio con fármacos. En cambio cuando se trata de mí, no acierto. Debo tener un imán para personas que al final me hacen daño
- Buena confesión para iniciar una conversación. Si lo dices por mí o de manera preventiva, tranquila que no es mi intención, ni mucho menos, el causarte mal alguno
- Perdona, no lo decía por ti, la verdad no sé por qué lo he dicho, si te acabo de conocer. No sé, me has dado confianza y me ha salido solo.
- Cuídate de confiarte en tu declaración para no perjudicar a Lucía
- Tranquilo, estaré pendiente
De nuevo sale la misma mujer de la sala, debe ser la oficial o letrada.
- ¿Miguel Angel López?
Otro directivo, parece que de menor rango. Bien vestido, zapatos muy limpios, traje de cuatrocientos o quinientos euros. Mitad de precio que el anterior.
- Treinta y dos minutos ha tardado el primero. Veremos este. Comenta Rodolfo  consultando el reloj de su muñeca
Esperanza se levanta, deja su abrigo perfectamente doblado en su silla
- ¿Me lo cuidas? Voy un momento al baño
- Descuida, aquí me quedo.

El paso de Esperanza junto a Roberto deja un rastro de perfume dulce y exótico a la vez. Solo le viene una idea a la cabeza. Abrázala. Desnúdala.
Tranquilo Rodolfo, se calma él mismo. Estás en el juzgado, no te despistes.
Consulta su teléfono, que ha dejado en silencio, tres llamadas perdidas de su secretaria y varios mensajes. La llama por teléfono
- Hola Rosa, sigo aquí en el juzgado y pinta que no sé si podré comer. Me has llamado ¿pasa algo?
El tono de Rosa, amable, profesional, cálido sin permitirte expectativas desgrana obligaciones laborales y problemas por resolver a su jefe.
- Entiendo. Busca fecha próxima para ese tema. Del viaje a Italia, lo que te diga Pedro, el de compras. La reunión con el departamento financiero mantenla para esta tarde aunque avisa de mi situación como rehén en el día de hoy. Ajá, Bien. Vale. Hasta luego. Vale, vale, adiós.

Esperanza regresa lo que permite a Rodolfo disfrutar de otro chute de buen olor. No puede evitarlo, su imaginación se dispara. El regreso se acompaña con el perfume y el insinuado muslo al sentarse llama su atención de nuevo. Su mente entrenada por su trabajo le dispara su imaginación. No puede evitarlo. 
- Mi secretaria, que se aburre y quiere saber cuándo regreso
- ¿A qué te dedicas?
- Tengo una empresa de juguetes para adultos
Sondea la cara de Esperanza analizando cualquier reacción
- ¿Femeninos o masculinos? pregunta con naturalidad, sin mostrar efecto alguno por la información recibida. 
- Ambos, cierto es que los más vendidos son los diseñados para mujeres 
- Curioso, nunca lo habría pensado
- Tenemos estudios de mercado que nos demuestran que en apariencia son para uso en pareja o por lo menos lo adquieren personas que nos confirman su situación de pareja estable. Lo que no podemos conocer si el disfrute es común o solitario
- ¿Puedo preguntarte una curiosidad?
Asiente Rodolfo sin perder la mirada profunda 
- ¿Tenéis probadoras de juguetes?
- Siempre hay un control de calidad y de mejora de diseño. Sí, tenemos varias voluntarias que nos dan su opinión. Les solemos enviar los prototipos durante dos semanas y nos los devuelven con opiniones my valiosas. También tenemos varias bloggeras con miles de seguidores que nos promocionan los productos. Es un mercado como otro cualquiera, cierto es que más anónimo, pero vivo, muy activo.

Aparece de nuevo la oficial y llama a Esperanza quien desaparece tras la puerta dejando su rastro de perfume por el camino.

Rodolfo se levanta, pasea hasta la máquina de refrescos, comida preparada y variedades. Revisa su interior y decide cambiar de rumbo. Gira a la derecha hasta la ventana.

La ventana está sucia, los cristales lucen una película gris adherida que tamiza la luz hasta el punto de hacerte dudar sobre la claridad del día. La mañana está clara y despejada, sin embargo el tamiz de la luz es tan evidente que la sensación es idéntica a un día de niebla. Observa la calle, coincide con la entrada al aparcamiento de la calle Princesa y la plaza de los cubos, una zona con mucho movimiento de personas y coches. La cercanía de la Plaza de España alimenta  el tráfico de autobuses y taxis. Da media vuelta y recorre el recinto de espera, cae en la cuenta que a penas quedan siete personas. Los juicios en el resto de las salas han ido terminando. La vida en esta zona del edificio está concentrada en tres o cuatro horas.
Escucha a espalda que le llaman por su nombre. La misma oficial.Se dirige hacia ella.

- Si me permite su DNI. Le informo que no puede utilizar el teléfono móvil en sala.
- Gracias, lo he apagado antes.

Rodolfo entra en la sala donde se está celebrando el juicio. Observa que hay tres mesas principales sobre una tarima que eleva las mesas unos veinte centímetros más, al frente, la mesa donde se encuentra el juez, a su derecha en la misma mesa, pero en un lugar secundario, discreto,  un poco apartado la oficial del juzgado se dedica a escribir en el ordenador y prepara el acta que firmarán los testigos. En la parte izquierda de la tarima principal, está sentado el abogado de la actora. Frente a él, en otra mesa fijando la forma de U, el abogado de la parte demandada.
Todos los testigos que han ido declarando se encuentran sentados en los bancos frente al juez y detrás del micrófono que se encuentra entre las mesas de los abogados. Rodolfo mira a Lucía y amaga una sonrisa de apoyo. Se sitúa frente al micrófono.

El juez le interroga sobre si jura o promete decir verdad sobre lo que se le pregunte, si tiene algún interés en que alguna de las partes se beneficie y advierte del incumplimiento.

- Proceda la parte de la actora a interrogar al testigo

Pocas preguntas le lanza el abogado quien con mimo cuida a su testigo. Su testimonio es fundamental para apoyar la denuncia por acoso que sufre Lucía, que está en otro juzgado competente.
El abogado de la empresa declina preguntar, por lo que termina su intervención en el juicio.

El juez decide liberar a los testigos quienes tras firmar el acta puede abandonar la sala y evitarse el trámite de conclusiones.

Rodolfo es el último en firmar y salir de la sala, donde se mantienen los abogados, Lucía y algunas personas por parte de la empresa. En la planta baja, en la salida de los ascensores encuentra a Esperanza sonriente.
- ¿Tienes prisa?
- Ninguna, si el plan es seguir nuestra conversación
- Podemos ir a un sitio por aquí cerca
- Te sigo

Sentados en la cafetería, se deciden por el menú y unas cervezas muy merecidas tras tantas horas de espera y cierta inquietud.

- ¿Qué tengo que hacer para ser probadora de tus prototipos?


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