2.3.20

Primer hijo

Costó mucho que vinieras, no lo sabes tú bien. Ensayo y error, como los científicos, repetido hasta el hastío. No venías, no agarraba. Cuando la vida me preparaba para asumir que mi simiente no prosperaría, cuando empezaba a valorar la opción de la adopción, decidiste venir. Empezaste a duplicar células.
El embrión se fue consolidando, grande, realmente largo con la cabeza grande. Cumpliste todos los días que dictaba el médico, no te retrasaste ni un día, tampoco manifestaste prisa, llegaste cuando tocaba.
El sistema sanitario priva a los padres de muchos momentos de felicidad, me tocó esperar a la puerta del quirófano los diez minutos que tardaste en salir gracias al fórceps aplicado. Un llanto breve, suave, sin llamar atención fue testigo de tu bienvenida a este mundo.
Una enfermera me entrega un rollo de sábanas verdes y azules que abrigan a una carita amoratada, lo primero que me viene a la mente es un chorizo. Largo y delgado. Dicen que la felicidad es la definición del momento que abrazas a tu hijo por primera vez. He tenido la suerte de tener muchos momentos felices en mi vida y te aseguro que tus primeros minutos en mi pecho los tengo grabados en mi mente por vida.
Felicidad, sí. Es algo más, es plenitud, es responsabilidad y sobre todo, es una alegría que viene de dentro. Me siento como nunca, me siento lleno, me siento importante, soy consciente que mi posición en la vida acaba de variar, la responsabilidad por ti nació junto contigo. Ya no soy Ramón, soy el padre de Carlos.
La misma enfermera que nos presenta me arrebata de ti. Balbucea algo sobre unas pruebas médicas y el calostro de la madre. 
Desde ese momento soy testigo de tu vida igual que el entrenador en un partido, desde la banda, puede indicar, señalar, gritar, hablar, aplaudir pero el que corre, choca, golpea, golea, despeja, ataca, defiende, sonríe, suda y vive, eres tú.
Un buen entrenador sabe cuando dejar al alumno volar.
Te has formado bien, con tus habilidades, con otras que necesitas afianzar, eres buena persona, íntegro, tímido, reservado y auténtico.
Vuela hijo, vuela, la vida es intensa, maravillosa y por momentos dura. 
Estás preparado. Vuela. 
Me quedo en la banda, por si me necesitas.

Vuela hijo. Vuela 

Anticipo de mi próximo libro: Mi primera vez

1 comentario:

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