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8.2.20

Con Esa no

Sofía no está bien, su humor varía con altibajos emocionales tan fuertes que en las crisis necesita que la ingresen en un psiquiátrico. A sus treinta y nueve años no consigue evitar envenenarse con su propia bilis al recordar que Manolo, su Manuel la dejó tres años atrás por Esa. Una mujer muy mona, trabajadora, de las que van siempre arregladas, dispuestas, con energía y poderío. Ella, ama de casa, de poco leer y menos moverse se había echado a perder. Su cuerpo delgado y con curvas de antaño había evolucionado tridimensionalmente hasta llegar a ser un amasijo difícil de medir, sus curvas se perdieron con la expansión. Le gusta comer, odia arreglarse y se quiere tan poco que ni se esfuerza en sacarse partido. Sus grandes ojos, negros, profundos, brillantes dan vida a su semblante sombrío reflejo de sus problemas mentales graves.

Tras el divorcio se quedó con Juan, su hijo del alma que ahora luce sus trece años con una explosión de vello por todo su cuerpo, se parece mucho a su padre. Lleva mal Sofía recordar a Manuel en cada gesto de Juan. A todo te acostumbras aunque en ocasiones llega a odiar a su hijo solo por la similitud física y gestual con su progenitor. Los reiterados ingresos en el psiquiátrico de Sofía los soluciona Manuel llevándose a Juan a su casa quien disfruta cada vez más la convivencia con su padre y Alicia, su mujer. 

Juan agradece mucho el cariño que recibe de Alicia, una gran mujer, muy centrada, amable y con sentido del humor. De cuerpo agradable y cara atractiva no es guapa en la definición estricta, algo tiene que te atrae, mucha personalidad y un gran sentido del humor. 

El último ingreso de Sofía resultó ser más prolongado de lo acostumbrado. No le permitieron ir de visita para acompañar a su madre, veinte días que se le pasaron muy lentamente a Sofía y volando a Juan de lo bien y a gusto que se siente con su padre en un hogar ordenado y cariñoso, donde las reacciones son normales, previsibles y lógicas en contraste con el tobogán de emociones amor-odio propias de Sofía.

Manuel, tras el último ingreso de Sofía, pasa casi a diario con el psiquiátrico para interesarse por ella, habla con los médicos, con las cuidadoras y enfermeras. El médico supuso al verle cada día que Manuel es el marido y le puso al corriente sobre la enfermedad de Sofía, su evolución y la complicación creciente que esperan. Manuel aprovecha la oportunidad para hacerse con un informe muy extenso que utiliza para redondear su demanda en el juzgado de familia donde solicita la custodia e incluso la patria potestad completa para decidir sobre la vida de Juan hasta su mayoría de edad, solicitando la nulidad de decisión de Sofía.

El juzgado ante la evidencia de la enfermedad mental grave de Sofía, dicta que la custodia de Juan la ejerza Manuel, permitiendo a Sofía un régimen de visitas muy relajado si su situación emocional lo permite. Dos fines de semana al mes, alternos.

Los primeros turnos se cumplen sin problemas, Sofía mantiene su baile emocional entreteniendo a Juan en las fases de amor y evitando éste a su madre cuando manda la fase de odio.

El calendario escolar suele establecer un falso puente que diseñan los docentes para romper el primer trimestre, final de febrero, la previsión meteorológica no invita a salir, lluvia y viento. Un plan de casa, casa y casa. Sofía ni imagina gastar tiempo ni dinero para ir al cine o cenar algo fuera. El viernes y el sábado avanzan despacio, Juan está feliz, ha batido seis niveles de su juego preferido en línea que le entretiene mientras dura la batería de su tablet. Chatea con su compañeros para presumir de su hazaña. Es feliz. Su madre no le ha dirigido la palabra en todo el día, muy silenciosa desde que ha venido. No se hace muchas cuentas, está tan acostumbrado a sus cambios de ánimo que cualquier reacción la da por buena.

Sofía propone ir el domingo a la sierra.

- Mamá, está lloviendo
- Y en la sierra nevando. Podemos jugar con la nieve
- De acuerdo, pero tengo que volver pronto, tengo que estudiar


Madrugan y llegan a conocer las primeras luces del día en la carretera de La Coruña, poco tráfico, es muy pronto. Una fina lluvia abrillanta el pavimento y el coche, su antiguo Ford fiesta, con más años que Juan. Suena por todos los tornillos, la climatización por falta de mantenimiento funciona mal, tiene picos de calor que se suceden con minutos de inacción, a imagen de su conductora. 

- Mamá ¿No te habían dicho que no condujeras con tu medicación?
- Tranquilo, no me la he tomado
- Joder, Mamá, así no puedes estar que sabes que es peor
- Me la tomo al regresar a casa, te lo prometo. Me apetece estar contigo jugando en la nieve y deseo disfrutar del día estando despierta. La medicación me adormece y me pierdo las emociones de la vida

Juan la mira sin fiarse mucho, sabe del peligro que tiene su madre sin el control farmacológico. Al fin y al cabo serán unas horas. Se queda alerta para reaccionar como otras tantas veces si le da el ramalazo violento.

La explanada de aparcamiento de Puerto de Navacerrada está libre, con a penas un tercio de ocupación. Descienden del coche y se abrigan a conciencia, no tienen ropa apropiada para la nieve, en lugar de eso optaron por cubrirse de sucesivas capas y sobre los pantalones un chubasquero impermeable comprado en el chino del barrio.

- Ven te invito a un desayuno potente

Pasan al bar que está lleno a reventar, les cuesta encontrar un hueco en la barra, los amantes de la nieve son muy madrugadores, en diez minutos abren las pistas, están apurando sus chocolates calientes y los bocadillos para aguantar la mañana deslizándose por la ladera. Un grupo se despide con varios bocadillos envueltos en papel de aluminio. Senderistas con intención de bajar la senda Smith hasta Cercedilla. Bien equipados, con una media de edad pasados los sesenta. Se nota que llevan mucha vida caminando por la Sierra, buen ánimo y buen color llevan. Se calan sus gorros de lana, guardan su comida en las mochilas y salen al exterior hablando animadamente.

- Dos chocolates y dos bocadillos de tortilla

El desayuno despierta a Juan de su modorra mañanera, se sorprende por terminarse tanta comida de mañana animado al ver a todos los clientes del local engullendo el mismo menú con devoción.

La luz del sol manda, el día avanza. Persiste la fina nevada. Madre e hijo salen a pasear en dirección Peñalara, alquilan un trineo y dedican las próximas dos horas a deslizarse por la pendiente y a empaparse su ropa inapropiada. A las once la mañana Juan se cansa del juego, siente frío. Está empapado. Sofía no siente el frío, salvo en los pies y está igualmente empapada. Su ropa no para de aspirar agua, sus calcetines son esponjas frías, a cada paso bombean agua hacia afuera por los poros del tejido. Sus viejas zapatillas de deporte solo han aguantado quince minutos.

- Mamá, vámonos. Tengo frío
- Vamos al coche que algo de ropa seca hemos traído

Del maletero del coche rescatan un jersey seco y muda de calcetines para cada uno. Su calzado está empapado, cambiarse de calcetines no es la solución, salvo que no usen sus zapatos. Es lo que deciden. Se cambian, subidos al coche, de calcetines y arranca el motor. Sofía decide conducir descalza sin evaluar el peligro que supone. Arranca el vehículo y fuerza la calefacción al máximo con idea de recuperar el tono corporal de Juan además de secar un poco sus ropas. Inicia el camino de regreso mientras observa la fila interminable de los vehículos que suben a la estación. La nieve es un poderoso imán para muchos madrileños.

El viejo Ford patina en un par de ocasiones durante las prolongadas cuestas de bajada del puerto, descender con poco dibujo en las ruedas con el asfalto mojado tiene su peligro. Los primeros cinco minutos les acompaña la fina nevada que se encontraron desde primera hora, al descender la nieve se torna en agua, esa lluvia fina que te empapa en poco tiempo será el paisaje el resto del trayecto. La temperatura en el interior del coche sube, a afortunadamente la calefacción ha decidido funcionar  y anima a Juan a quitarse capas de ropa, sus pies siguen dormidos y los apoya en la salida del aire desesperado por calentarlos.

- Baja los pies, esa postura no es segura si doy un frenazo

Juan no hace caso. Sofía mira a su hijo con tristeza. Juan nota algo en esa mirada que no le tranquiliza. Ya empieza su madre a echar de menos su medicación.

- Juan no te vas a ir con tu padre
- No digas bobadas Mamá, claro que voy a ir. Esta tarde
- No me pueden quitar a mi hijo
- Mamá no te han quitado nada, no puedes hacerte cargo ni de ti misma
- Y te vas a vivir con Esa
- Se llama Alicia y es muy cariñosa conmigo, deberías alegrarte por ello
- Esa no es tu madre, soy yo
- Lo sé Mamá. ¿Por qué no paramos y descansamos un poco?

Sofía acelera la marcha rebasando el límite de velocidad

- Mamá, para, para. ¡Mamá! 
- No te vas a ir

Sofía acelera y antes de desviar el coche hacia la derecha en un hueco del quitamiedos, pulsa el cierre del cinturón de Juan.

La Guardia Civil acordona la zona, un viejo Ford Fiesta se ha salido de la carretera chocando violentamente contra un pino, rodando el coche posteriormente por la ladera unos tres metros hasta que otro árbol detiene su descenso. En su interior, encuentran a una mujer de unos cuarenta años, descalza, presenta una herida fuerte en la cabeza. Respira y tiene pulso. La dan por inconsciente. El equipo médico que acude al rescate la reanima. ¡Estaba dormida! El joven que viajaba a su lado, sin cinturón salió despedido por el parabrisas que abrió con la inercia y el peso de su cabeza. Presenta posible rotura de cadera. Muere en el acto al salir disparado y terminar el vuelo sobre una roca de granito cubierta de musgo.

- Señora, ¿Cómo se llama?
- No va a irse 
- ¿Cómo dice?
- No va a irse



1.2.20

El espejo del alma

José Luis es un hombre fiel a sus amigos, amante de la buena mesa y la buena conversación, nunca huye de una buena discusión que le rete su intelecto y su lengua audaz. Amigo desde la infancia de Pedro, el narcisista del grupo, guapo y poco de fiar. Un pica flor, conquistador por su apariencia y esa sonrisa mágica que insinúa los dientes mas que enseñarlos.

Supo siempre aprovechar su jerarquía en el grupo para conquistar a las mujeres que se acercaban hipnotizadas a la conversación atrayente de José Luis. Este hablaba y Pedro aprovechaba su planta y su media sonrisa para completar su rosario de conquistas. Un picaflor de manual.

Las pocas veces que ha intentado ligar sin la compañía de su escudero José Luis, no ha tenido suerte. Sabe hablar, sí, pero su voz no suena creíble. Suena a peseta de cartón, su conversación no tiene hilo argumental,  falta claridad en el mensaje y en la misma frase te puede decir A y Z, blanco y negro, sí y no. Un mentiroso que enreda con las palabras, un encantador. Da igual lo que diga y cómo lo diga, su fortaleza está en la sonrisa y en la distancia. Cara a cara las mentiras no se sostienen, a más de dos metros de distancia, su sonrisa las matiza y llega a esconderlas.

Pedro es un animal de la imagen, producto típico del marketing de marca, no tiene fondo, solo sonrisa, planta, algún arreglo con hialurónico útil para mejorar y rejuvenecer su semblante. Muy ambicioso. Desde siempre ha querido ser el jefe, disfrutar de las ventajas del macho alfa, coleccionar mujeres con las que copular, dirigir la empresa familiar por encima del talento de sus primos. Su mayor talento es la manipulación de los demás, si la vida expone un error por su parte, comunica eficazmente una serie de errores cometidos por sus primos. 

Mantiene engrasados varios  canales de información con varias secretarias con las que si hace falta les promete amor eterno y destina carantoñas interesadas para mantener sus vínculos abiertos. Cada una de ellas, enamorada de esa sonrisa, se cree que es su preferida solo que nunca llegará a nada más con ellas por su interés en mantener su matrimonio con Begoña, la hija del socio de su tío, uno de los fundadores de la compañía.

Pedro es la imagen, José Luis es la facilidad de palabra y el instinto para encontrar partido a los fallos ajenos. 

Tras varios años en la sombra actuando, consiguiendo información y mal metiendo para sembrar la discordia entre varios socios, Pedro consigue apartar de la presidencia a su tío y fundador de la compañía, uniendo los intereses del resto de socios minoritarios, hasta el momento muy poco relevantes en la dirección de la compañía. Lo único que habían conseguido tradicionalmente fue el escaso dividendo anual.  

Pedro, aconsejado por José Luis, les fue prometiendo a cada uno de ellos todo lo que ansiaban, un trabajo en un departamento, mayor dividendo, ser alguien,  crear una segunda marca local para su ciudad o relevancia sindical aunque no genere ningún beneficio claro para los trabajadores o la compañía. A cada uno le promete lo que desea.

A todos les dice lo que quieren escuchar. No le creen, no son ingenuos, nadie cree a esa media sonrisa. Les interesa apoyarle ya que no  tienen nada que perder, hasta ahora no son nadie ni han tenido derecho a nada en la compañía, si Pedro cumple una sola de sus promesas, la más nimia de ellas, ya  habrán ganado algo. Pedro cuenta con el apoyo de los minoritarios para el Consejo donde va a proponer cesar a Mariano el fundador de la compañía. 

Necesita uno más, a su primo Aitor. Es de muy buen vivir, privilegiado por ser hijo de fundador dispone de favores antiguos en la compañía que nadie más dispone, coche de empresa, le financian los estudios en el extranjero a sus hijos y la delegación del norte de Europa por algún ajuste fiscal nunca declarado está exenta de consolidar beneficios con la matriz. En definitiva, Aitor tiene doble dividendo, el que procede de la matriz y los que reparte de manera muy generosa la delegación de su padre en Estocolmo. Un señorito al que le gusta el dinero y el poder que le acompaña. Con Aitor es fácil, prometerle más dinero del que le paga Mariano y proteger la excepción fiscal escandinava. 

Con esos mimbres bien atados por José Luis y rubricados con la sonrisa de Pedro se culmina el relevo al frente de la compañía. Mariano se retira a disfrutar con una pensión de oro y Pedro consigue lo que ansiaba desde niño, un sillón para presumir como macho alfa.

La habilidad para tergiversar la realidad, lanzar botes de humo para ocultar la vergüenzas de sus errores así como el control sobre la vida del resto de consejeros estando al día de todos sus cotilleos y secretos le da a José Luis la posibilidad de combatir cualquier resistencia a la autoridad de Pedro. 

Las ventas de la compañía se resienten, bajan por primera vez desde la crisis, algunos trabajadores manifiestan su descontento con el nuevo clima, la jerarquía tradicional se cambia por un sistema más aparentemente asambleario y consultivo que paraliza la toma de decisiones. En realidad solo se hace lo que decide José Luis o los caprichos de Pedro. Se escuchan voces procedentes de las delegaciones escandinavas y prusianas que desean separarse del grupo empresarial para crear empresas diferentes en sus mercados.

La patronal del sector, dirigida por compañeros de Mariano a quien le deben respeto y un antiguo temor por su liderazgo en el mercado, teme que la nueva dirección de la compañía les pueda contagiar su estilo al resto de empresas competidoras hasta comprometer su forma de ganarse la vida al jugar con el prestigio del sector. 

Ganan cuota gracias a la caída de competitividad de la empresa de Pedro, también temen el desprestigio internacional, ya notan pérdidas de contratos en países amigos por desconfianza sectorial. 

Por ahora, solo son primeras impresiones, inquietantes, pero primeras impresiones.

Los corrillos de empleados el lunes se multiplican en todos los departamentos, en los pasillos y junto a las máquinas de café. 
- ¿Te has enterado de la pillada de José Luis?
- Sí, sí
Se repiten durante toda la mañana.
José Luis como fiel escudero de Pedro fue el sábado a negociar en secreto con una consejera de un antiguo socio en América con el que dejaron su relación por una sentencia judicial que condenó a la empresa americana por malas prácticas y está prácticamente en quiebra. Ninguna empresa del sector se atreve a cerrar acuerdos con ellos por el desprestigio internacional y la caída de facturación que supondría. Le pillaron en una isla del Caribe, paraíso de los turistas amantes del golf, de sus playas, de las bebidas exóticas, de los masajes y de la prostitución fácil.

Vieron a José Luis tomando caipiriñas con Delcy, la consejera delegada de la quebrada empresa americana. Los fotos publicadas la prensa americana  demuestran la reunión donde aparecen con vestimenta formal destacando del resto de turistas, todos con bañador, camiseta, polo o pantalones cortos. La noticia iniciada en las páginas web de la prensa americana llegó pronto a la prensa nacional. Compartieron fotos, videos e incluso informes de actividad del día de vacaciones de José Luis.

Las mentiras, su forma habitual de comunicación, salen de manera natural por las bocas de José Luis y de Pedro, disfrazando la realidad de lo ocurrido. ¿Cómo admitir que están negociando la participación conjunta en un negocio?¿Cómo admitir que es parte de los compromisos adquiridos por Pedro con alguno de los consejeros que le apoyaron para llegar a ser presidente? 

Siete versiones diferentes en dos días. Los mentirosos viven en la falsedad continua, eso no sorprende a nadie, saben que llevan años mintiendo y enseñando esa sonrisa. Lo que choca es su nivel demostrado de idiotez, llegan a creerse sus propias mentiras hasta un nivel de convencimiento que les permite dibujar una realidad paralela aunque las pruebas sean tan evidentes.

Pedro recurre al ventilador de secretos de sus primos o a recordar pasadas vergüenzas familiares con tal de distraer la atención. Esta vez no le funciona, le han pillado. Tiene que afrontar su lío y sus mentiras. 

Tiene trabajo, explicar a sus socios internacionales lo ocurrido para evitar poner en riesgo sus alianzas junto con el negocio recurrente y rentable del que vive su compañía. 

Lo peor, la bronca de Begoña en casa, teme perder el negocio que tanto le costó montar a su padre. 

- Ni una tontería con esto ¿eh?, ni una.

Pedro no discute, con Begoña no funciona la sonrisa. Sabe que sin su apoyo, dejará de ser presidente. Cuenta con las acciones y la influencia suficiente como para  nombrarse ella misma presidenta.

- José Luis, ¡sé fuerte! 

Si la crisis no remite, sacrificará sin dudarlo a su amigo para mantenerse en la presidencia. Conoce el coste de esa decisión, dejará de ligar, nadie querrá hacer tratos con él ni con su falsa sonrisa si antes no ha cerrado el acuerdo con el verbo afilado de José Luis. 

- ¿Cómo nos ganamos a la prensa, José Luis?

30.1.20

No lo consigo, hoy no.

- No seas perezoso
- Más que pereza se trata de una sequía de ideas
- Excusas, un escritor debe saber enfrentarse a la obligación diaria con el papel
- ¿Obligación? me gusta pensar que escribo por gusto y placer
- Habla del gusto y el placer
- No lo veo conveniente. Este blog es para todos los públicos y sensibilidades, no puedo defraudar a mis lectores y mucho menos a los suscriptores más fieles. Esos que no fallan cada día
- Pues de algo que te motive, del Rayo Vallecano, del virus chino o del eterno ruido catalán
- Política no. Me lo prohibí cuando creé el blog. Nada de política. La lectura puede unir, la política confronta mucho más que el fútbol. Además puedo dañar a alguien y no es mi intención. Sabes que tengo amigos de todas las ideologías. Definitivamente no.
- Ya está, escribe sobre el Atleti, eso da siempre mucho juego y además consigues más lectores que con otros relatos
- No está el horno para bollos. Estamos de depresión de resultados, de juego, de confianza y de goles. Se nos ha olvidado marcar goles. Otro tema
- Un relato de palomas
- ¿De nuevo palomas? ese tema ya se agotó
- Solo pones pegas. Está claro que no te da la gana escribir
- Te he dicho que estoy de sequía. He intentado encontrar alguna noticia en los periódicos que me inspire, pues tampoco. No encuentro nada que me ilusione
- Para no encontrar nada ya llevas una hoja
- Calla, deja de hablarme, me desconcentras.

No sé qué hago hablando con mi papel. 

Cierro los ojos, consigo que el papel deje de atosigarme, me relajo un poco, realizo ejercicios de respiración y al final me duermo con mi MacBook abierto. Una noche casi en vela, un día intenso de trabajo y mi edad fabrican el cóctel del sueño.  

No consigo escribir. Lo dejo para mañana. Sueño con papeles, con bolígrafos, con el Macbook y con la tinta. El sofá me acoge, el tiempo se para. Noto por un instante a mi hijo plegando mi ordenador tras evitar que se me caiga de las manos. 

Me arropa con la manta del salón. 

Hasta mañana.



29.1.20

Jacinta tiene carné de conducir

Jacinta mujer robusta, brazos poderosos, caderas abundantes y pecho generoso se mueve con agilidad, está en  forma  gracias a su imparable actividad en la granja. Madruga a diario antes del alba, junto con Venancio su callado marido que prodiga más palabras a las vacas que a ella. Son primos segundos y se casaron hace una vida por mucho interés y algo de cariño familiar. De su unión nacieron Juan y Miguel que emigraron en cuanto pudieron. Juan se alistó en el ejército al cumplir los dieciocho. Miguel un año después se fue al seminario provincial. Nadie comprendió su vocación repentina, en su casa no se prodigaban por la iglesia. Aún así, se fue. Ambos no son propensos a visitar a sus padres, la dura vida del campo es suficiente para desanimar al más amoroso de los hijos. Huyeron de la granja y la aldea cercana, nada les ata allí.

Venancio sale a diario con las vacas a pastar al monte mientras Jacinta se encarga del resto de animales, dar de comer a los dos gorrinos, gallinas y conejos. Revisa a lo lejos el maíz y las parras de uvas. La abundancia de fruto permite adivinar la próxima producción de vino. La vida transcurre plácida y monótona. Una vez que las vacas y Venancio se pierden, enciende la radio con música. El sonido y la armonía la acompaña en sus quehaceres, nota que también es gusto de los animales. Les relaja. 

Jacinta se casó muy joven, recién abandonada la niñez. Con diecisiete años, un año después lucía embarazo y sin esperar a quitarse los puntos se quedó enseguida del segundo. En un año dos críos que le dieron más lucha que el resto de la granja en sus primeros tres años. La pelea continua con animales y niños junto con la poca comunicación de Venancio y su torpeza como amante, enfrió la relación hasta convertirla en convivencia de primos. Está a punto de cumplir los cuarenta. Últimamente nota que su cuerpo le pide marcha, vida, roce, lujuria, sexo. Ya no recuerda el tiempo que lleva en secano, fácil una década. Viven aislados, cerca de una aldea con tres viajas nonagenarias que aparentan ser las fundadoras del mundo, a penas salen, no conviven. Dos de ellas son tías segundas de Venancio y de rebote de ella. Está sola.

En ocasiones observa al gallo montando a las gallinas en el cercado. ¡Qué jodío, qué suerte tiene! y ellas también. Cuarenta años, sola, caliente y ardiente. Va a estallar.

Esa noche le dice a Venancio durante la cena donde solo se escucha el ruido metálico provocado por el choque de los cubiertos en los platos de metal, esos de tipo de camping, donde comen su potaje de verdura con un huevo estrellado y un poco de lacón.

- Mañana voy a bajar a Catoira
- ¿Vas a comprar?, necesito una azada nueva, ya que vas, podrías subir una
- Te subiré la azada. Voy a la autoescuela para sacarme el carné
- ¿Para qué quieres tú el carné?
- Para conducir
- ¿El qué?
- El coche que nos compraremos

La mira, le mira. Silencio. Nada más que decir. Venancio sabe que ya está decidido. Mejor no insistir.

Tras dos meses de clases teóricas, estudia por las mañanas tras sus obligaciones en la granja y con mucho esfuerzo por su parte, ya que nunca se ha terminado un libro y le cuesta mucho entender lo que lee. Jacinta aprueba el examen teórico sin ningún fallo. Comienza las clases prácticas y tres semanas después consigue aprobar la prueba. Ya tiene licencia de conductora.

- Mañana voy a bajar a Vigo, pasaré el día, voy a dormir en casa de la prima Isabel. Regresaré pasado a medio día. Te dejo comida en la nevera, solo tienes que calentarla

Venancio no pregunta, la mira solo el instante que aparta la vista del televisor. ¿Qué se le ha perdido a esta en Vigo?. No se lo pregunta, no tiene huevos. 

- Vale. Es toda la conversación que consigue articular.

Dos días más tarde aparece Jacinta al volante de un coche de segunda mano color blanco, un Citroën con seis años de vida. 

- Ha salido muy barato

Venancio mira el coche, mira a su mujer. Mira donde lo ha dejado estacionado. Mira a su mujer.

- ¿Se va a quedar ahí?
- Ese va a ser su sitio, sí. ¿Por?
- Por nada. ¿Para qué necesitamos un coche?
- Para moverme un poco de aquí. necesito hablar con los vecinos, reunirme, hablar, tener vida. Solo tengo cuarenta años y no me quiero enterrar en vida como las vecinas de la aldea. Nuestros hijos han huido de aquí, me siento sola, Venancio
- ¡Ah! pues vale entonces

Jacinta se anima todas las tardes a visitar los alrededores, recupera relación con familiares, amigos, amplía su sociabilidad con conocidos de sus amistades. La parroquia la acoge con ilusión, siendo madre de un seminarista, en el concejo, también. Reuniones de mujeres, de amas de casa, acude incluso a la reunión de peñas para la feria. Todo la viene bien, con tal de relacionarse y poder hablar con alguien. Su coche es conocido por todos, baja y sube por las carreteras de las montañas con cada vez más soltura.

Mucha relación, mucha relación y su picor no se le pasa. Habla con muchas mujeres, los hombres de alrededor, en su mayoría, son calcos de Venancio, rudos, callados, gordos, calvos y feos. Por lo menos está entretenida de mente, de ingle tendrá que esperar, volver a la insatisfacción que significa Venancio o hacerse un selfie, que también hace años del último. No sabe qué hacer, cada vez más su cuerpo le demanda con más fuerza.

Esta noche la lluvia dificulta mucho la visión por esas carreteras de montaña, estrechas y mal señalizadas. Tras una curva cerrada, se encuentra los faros brillantes de un camión de reparto y una furgoneta que le adelanta. Gira a su derecha para evitar el choque, se salva por centímetros. No paran, ninguno de los dos vehículos que siguen su camino. El coche de Jacinta resbala en el arcén, el escaso dibujo de las ruedas, su falta de pericia, el piso mojado, su visión borrosa tras los cuatro faros deslumbrando la noche y el miedo producto de la inexperiencia empujan su coche por la ladera. 

Se desliza marcha atrás, no sabe cómo reaccionar, afortunadamente el coche no gira ni da vueltas de campana, solo se desliza por una cuesta de hierba alta mojada, sin mucho agarre. Finalmente un par de árboles frenan el deslizamiento. El golpe resulta un poco violento, lo suficientemente fuerte como para darle una sacudida en la espalda y en el cuello. Queda dolorida. Ese dolor le viene a la mente, recuerda la ciática que la acompañó en su segundo embarazo. No puede moverse del dolor. Recuerda apagar el contacto para evitar males mayores y espera. Nada, no se escucha nada. No viene nadie. 

Tres horas más tarde, Venancio preocupado por la tardanza y lamentando el no tener teléfono móvil, recorre los dos kilómetros que le separan hasta la cabina más cercana. Llama a la Guardia Civil que toman nota y le dicen que se pondrán en contacto con él en cuanto tengan noticias.

Dos días más tarde, un cazador furtivo recorriendo el monte divisa un coche blanco con un persona dentro, se acerca y avisa a la Guardia Civil.

El operativo de rescate moviliza a Guardia Civil, una grúa de los Bomberos, una ambulancia y varias decenas de curiosos. Jacinta está bien, el golpe ha tenido como consecuencia provocarle un pinzamiento del nervio ciático, además por prevenir, la protegen el cuello con un collarín. La recomiendan ir al hospital para revisarla, la darán el alta en breve. El coche está bien, salvo el golpe de la parte trasera. Lo suben hasta la carretera. Arranca a la primera. Útil.

Ha tenido suerte, su problema físico tiene solución, el coche también, pasará por el chapista para el bollo en la carrocería. Su experiencia en el monte sola durante cuarenta horas, enriquecedora. Muchas horas para pensar, descansar y escuchar la radio. Sus picores han desaparecido. Tres selfies tienen la culpa, los necesitaba. Sus dolores de espalda lo agradecen. No sé por qué he esperado tanto, se recrimina.

Desciende de un coche de la Guardia Civil Venancio, a lo lejos, le ve hasta guapo. Cuanto más tienes más quieres. ¡Qué vicio de cuerpo!

27.1.20

Hen party

- ¿Lo tienes todo preparado?
- Lo tengo, Andrea. No es la primera vez
- Es la primera en casa de Yolanda. Si sale bien, tendremos mucho ganado

Andrea y Luisa son socias en un incipiente negocio que como todos en sus inicios, muy necesitado de promoción comercial personalizada, sus ventas por internet avanzan muy despacio y pocos de sus clientes han alcanzado un nivel de recurrencia en las compras. Es muy difícil crecer en un mercado tan complicado y competir contra Amazon y Alibaba que presionan el mercado con precios muy bajos y un servicio de reparto casi inmediato.

Yolanda, actriz conocida y reconocida presta su casa para la reunión. Avisó que tiene confirmada la presencia de otras siete mujeres, todas relevantes y con buen nivel adquisitivo. Dos empresarias de éxito, una cantante, otra actriz, dos catedráticas de universidad y una médico anestesista. Todas en la cuarentena muy bien llevada, arregladas, bien vestidas y con gusto por los detalles.

Están todas sentadas en el enorme salón de Yolanda, disfrutando de algo de comida para acompañar los cócteles que les está sirviendo Beatriz una habilidosa camarera contratada para la ocasión, mezcla diversos licores y zumos para producir ricos y alabados combinados. Las actrices y la cantante se muestran más desinhibidas que el resto, están más acostumbradas a la fiesta y al alcohol. 

Las empresarias prefirieren cócteles tradicionales, van a lo seguro, la anestesista no bebe y se conforma con un zumo. Las catedráticas, ambas igual de aburridas vistiendo trajes de chaqueta y pantalón grises funcionales, se decantan por un Manhattan.

Cuando Andrea y Luisa llegan a la casa, el ambiente esta divertido, se las ve animadas. Su conversación es alegre y con volumen elevado. Solo hay invitadas mujeres, además una camarera de bebidas y otra con la comida o lo que se le demande. 

- Pasad, pasad. Estáis en vuestra casa. Mirad chicas os voy a presentar a mis amigas Andrea y Luisa de la compañía A&L. Mira os presento, Rosa, Ana, Susana, Carmen, Paqui, Asunción y Gloria. Empresaria 1, empresaria 2, actriz, cantante, catedrática de psicología, catedrática de física y anestesista.

- Hola, responden al unísono Andrea y Luisa
- Poneos cómodas, dejar vuestras cosas allí en la mesa si os parece mientras Bea os prepara algún combinado
- Por ahora sin alcohol, gracias. Tenemos que trabajar
- Habla por ti, bonita, puntualiza Luisa, a mí pónmelo alegre que quiero estar en el mismo nivel que el resto de la sala

Los ingleses, con muy mala leche, llaman a las reuniones de mujeres, hen party, traducido literalmente es fiesta de gallinas, por el ruido que genera un grupo animado de mujeres. A Andrea le viene a la cabeza dicha definición, varias conversaciones a la vez, en tono agudo alto e incluso chillón y para rematar, la risa escandalosa y contagiosa de Susana, la actriz, famosa por una telenovela que lleva emitiéndose cuatro años en la sobremesa. Una reunión divertida.

Yolanda está emocionada e impaciente, lleva varios días con la ilusión de esta fiesta que ha preparado con mimo. Se pone en pié y solicita un poco de atención.

- Amigas, si os parece podemos empezar

Ambas camareras se retiran a las habitaciones de servicio, tienen instrucciones de dejarlas solas hasta que las reclamen y ambas se quedan a la escucha, tienen mucho interés sobre lo que va a hablar.

- Ahora que estamos solas, dejo la palabra a mis amigas de A&L

Luisa se incorpora como portavoz. Se ha puesto cómoda, zapato plano y un vestido con falda de vuelo. Siempre tiene calor, lleva un par de años que siempre tiene calor y no se ha acostumbrado aún del todo. Es una mierda, recuerda constantemente. A punto de cumplir cincuenta años, está muy guapa y se siente muy bien consigo misma. Lo que más coraje le produce es tener que ir acompañada de un abanico continuamente.

- Quisiera que nos sintamos cómodas todas nosotras, si en algún momento alguna necesita parar, descansar o no está a gusto. Me lo hace saber y paramos o variamos el ritmo. ¿Estamos de acuerdo?

- Sabemos a lo que venimos, Luisa. Yolanda habla en nombre de todas, como anfitriona contesta.

- De acuerdo, pues vamos allá. Os propongo un viaje por los sentidos. Un buen ambiente previo es imprescindible para favorecer el deseo. ¿Qué mejor manera para empezar una sesión de amor rodearnos de paz, tranquilidad y armonía?, ¿En cuántas ocasiones llegamos a la hora convenida para el sexo y las ganas se quedaron en otro momento? El cariño está, necesitamos reencontrarnos con las ganas para que vuelva la pasión.

- Empezamos con el primer sentido, el olfato. Os voy a mostrar algo que os es muy familiar. Velas.

Deposita en la baja mesa central de cristal frente a los sofás del salón tres tipos de vela. 

- Esta vela es para perfumar el ambiente, similar a las que podéis encontrar en cualquier establecimiento de ambientadores. Podéis elegir varios olores que os motiven. Vainilla, incienso, canela y otros más tradicionales como Nenuco, manzana verde o lavanda. Nada nuevo.

Muestra en su mano derecha una vela dentro de un tarro de porcelana

- Esta vela con base de aceite de argán tiene doble utilidad. Encender la vela quince o veinte minutos antes de su uso, el olor que produce crea un clima perfecto de armonía y paz. Con la cera derretida, sin peligro pues no quema, podéis disfrutar de un relajante masaje que os irá animando. Mis clientas me cuentan que siempre desean un final feliz. Válido para él y para ella.

Señala a la tercera vela, incluida en una lata

- Esta tercera es muy similar a la segunda, tampoco quema, está fabricada con otros aceites, en este caso de rosa de mosqueta. Ambas velas son muy hidratantes y huelen muy bien. Podéis tocarlas y olerlas.

- ¿Podemos encender una? pregunta Paqui, la cantante.

- Claro que sí, se adelanta Yolanda ¿cuál preferís?

- La segunda. No espera confirmación de las demás y con su propio mechero enciende la de aceite de argán. La aparta a otra mesa auxiliar apartando la lámpara para evitar que se queme la pantalla.

- Continuamos con el viaje por los sentidos, el gusto. ¿A quien no le gusta comer, chupar, lamer? ¿Y que te lo hagan? 

Aparecen las primeras risitas pícaras. La insinuación a alguna le relame de gusto. Por la posición corporal nuestra catedrática de psicología parece que no disfruta de comensal en su mesa. Lástima.

Luisa tiene varios tubos similares a pasta dentífrica en la mano. Andrea la ayuda con otro recipiente con apariencia de perfume y un juego de pinceles.

- Os ofrezco probar sabores. Esto que tengo en la mano son lubricantes comestibles. Tienen doble función. Hay varios sabores: fresa, aloe vera, guaraná. El de fresa es el más demandado. Los lubricantes son de base agua. ¿Alguna quiere probar un poco?

Se adelanta Asunción que empieza a animarse.

- Yo misma.

- Dame el dorso de tu mano. Voy a untar un poco en tu mano. Bien. Ahora chupa, sin miedo

Asunción chapa el dorso de su mano entre el dedo índice y el pulgar. Con cara de sorpresa agradable.

- Está bueno, sabe a chicle de fresa. ¿Puedo probar otro?

Luisa le extiende un poco de los otros dos.

- Me gusta más el de fresa. Animaos chicas, está bueno

- Creo que alguna se va a animar con el gel que lleva Andrea. ¿Una voluntaria?

- Venga, voy. Esta vez se atreve Paqui.

Andrea se ayuda de un pincel para extender una pequeña raya del gel de chocolate en el dorso de la mano. Paqui la chupa y sonríe.

- Quiero más. De esto me voy a llevar varios. Se me ocurre utilizarlo con Javier, así me animaré a chuparle más tiempo y luego me lo extiendo para que él también pueda probarlo ¿no?

Todas se ríen y se animan a probar el de sabor chocolate. Un éxito. Casi todas quieren llevarse.

- Veo que os vais relajando, va bien. Antes de pasar el siguiente sentido, Andrea os va a pasar unas fichas para que completéis datos. Es poca cosa, el nombre, la dirección donde queréis recibir los pedidos y para anotar el producto que os gusta, ya están impresos con foto, únicamente hay que elegir la cantidad. Al final sumamos y os podemos cobrar con tarjeta, hemos traído el datáfono. Mañana recibiréis el pedido por la mañana por mensajero, siempre que viváis aquí en Barcelona. En una caja tipo Amazon, discreción ante todo.

Andrea reparte a cada una, la ficha y un bolígrafo Bic rosa de tinta azul con la inscripción dorada, A&L sensaciones, S.L. en una de las caras; en la opuesta ayls.com

- El boli es de regalo

- Tercer sentido, el tacto.

Sobre la mesa, Andrea deposita una montaña de consoladores de todo tipo. Desde una réplica en látex de un actor porno famoso por sus dimensiones extras, hasta diversos diseños más propios de adornos o incluso de joyas.

- Tenemos los famosos dildos, con o sin vibración. Tomarlos sin miedo, tocarlos, revisar su suavidad, sus formas. 

Se van pasando de uno en uno los artilugios, los tocan, golpean, ríen y comparan.

- Si mi Manuel ve esto se acompleja, él va justito de talla.

- No le quito ojo a esa tan grande. ¿Talla extra?. Y ¿entra toda?

Se ríen.

- A eso me destroza, soy pequeñita por dentro. Me da hasta miedo.

- Toma quédate con este. Le acercan uno pequeño.

Luisa recupera el control que ha decido ceder por un momento con ánimo de soltar a las más reprimidas en la reunión. Las animadas compran más, lo sabe.

- Eso es un vibrador de bolsillo, se nos ha juntado con los fijos, pero ya que ha salido os enseño la segunda parte del sentido del tacto, los que vibran. Este funciona con batería recargable por USB, igual que el móvil. Con una autonomía de una hora, ideal para llevarlo en el bolso para un arreglo. Aunque para el bolso tengo otro mejor.

Enseña en su mano un lápiz de labios.

Si eso es un pinta labios. 

- Sí lo es. Te puedes pintar los labios. Y se los pinta para enseñar que es de verdad. Además si le das al botón que tiene en la base se mueve, puedes elegir entre varias velocidades. Cierra la tapa del pinta y puedes notar cómo se mueve. Toma pasadlo. Notarlo en la mano.

El pinta labios pasa de mano en mano, hasta que llega a Carmen que se lo deja entre las piernas junto con la carcajada del grupo. 

- Vibradores discretos tenemos varios. Este es una esponja, pensado para jugar en el baño. Este otro es un huevo con varias velocidades. Este dildo es tan bonito que lo puedes dejar expuesto en la vitrina de tu sala de estar como adorno. Pasarlo. Todos tienen la batería cargada.

La esponja se queda en los pantalones de Rosa, el huevo pasa de mano en mano, está muy rápido y no les atrae.

- Esperad, tengo el mando a distancia del huevo. Se puede ordenar el ritmo desde el mando. Yo lo suelo recomendar para los previos. Utiliza un gel de agua antes de introducírtelo, dale el mando a tu pareja y dile que es el responsable de tu placer. 

Ya ni se mantienen sentadas, se levantan más, hablan más fuerte, se comentan en pequeños grupos experiencias y confidencias. 

- Tenemos dos sentidos más, la vista y el oído. Para la vista tenemos lencería provocativa que puede ser elegante o explícita según tus gustos. Y para la NO vista, proponemos antifaces de diversos materiales. Andrea os propone un par de antifaces, para lencería tenemos un catálogo por si a alguna le interesa. Dentro de la ropa, hay disfraces y complementos. El más demandado son la esposas, tenemos dos modelos, las típicas de policía y otras acolchadas adornadas con tela suave para no dejar marcas en las muñecas. Para las que le guste atar o que las aten.  

La reunión se alarga durante más de dos horas. Secretos de alcoba ocultos durante años se revelan sin pudor. Confesiones, deseos y necesidades. El ambiente es privado, todas son de fiar. Educadas con buen nivel cultural, de la misma edad e idénticas realidades. Nada de lo que cuenta una sorprende en exceso a otras. Un gran compañerismo reina en la reunión.

- Uy, uy, ah, ah. 

- Mirad, mirad a Yolanda

Estirada en el sofá, Yolanda disfruta de una sensación única. Sonríe pícaramente.

- Es bueno para el cutis. Voy a sacármelo. Me lo quedo Luisa. Este huevo es magnífico. ¿Quién era la dueña de mi clítoris?

La risa de Andrea la delata. Le gusta mucho Yolanda y ha sabido cómo llevarla.




25.1.20

Director de ventas

- ¿Qué pasa en tu equipo? Lleváis un mes desastroso en ventas con un cumplimiento de objetivos del 45% muy por debajo del resto de equipos de ventas. Laura, Directora Comercial de la compañía despacha en su reunión semanal con Alfredo, Jefe de Ventas de Castilla-León.
- Estamos gestionando muchas más visitas que en meses anteriores, explorando nuevos territorios incluso hemos analizado nuevos distribuidores en la provincia de Soria. Los tres propuestos los ha rechazado el Departamento Financiero. Eso son temas que nos consumen mucho tiempo y cero ventas
- Nos quedan dos semanas y te recomiendo centrar los esfuerzos en vender más, repasar los clientes principales que tengan menos pedidos que en la media de los meses anteriores.
- Ya los repasamos, los mayores clientes de la región acumularon pedidos en diciembre por varias razones, para gestionar su exceso de tesorería acumulando mercancía a precios del año pasado evitando la subida tradicional de enero, otros para minorar sus beneficios anticiparon las compras a diciembre con fin de subir los gastos para pagar menos a Hacienda. Por último, Stauffer Machinne, nuestro cliente número uno, nos ha anunciado que está en un proceso de fusión en su matriz que les afecta a la toma de decisiones en España. No han solicitado ningún producto. Mañana tengo cita con su Jefe de Compras, ¿si quieres venir conmigo?
- Por supuesto que iré contigo, cuatro ojos ven más que dos. ¿Sigue Amalio de Jefe?
- Sigue.
- Bien, conservamos una buena relación. Voy a Valladolid y quedamos una hora antes para repasar cifras. También nos podemos dar una vuelta discreta por el exterior de su nave para observar si hay cambios en la actividad.
- Entonces mañana nos vemos, esta tarde tengo una reunión con mi equipo para dar una vuelta a la situación, mañana te cuento.
Ambos cuelgan la llamada.

Alfredo está preocupado, no llegar al 80% del objetivo significa no llegar al mínimo para poder cobrar las comisiones de ventas del mes. Cierto es que en el mes de diciembre se salieron, finalizaron como el mejor Equipo de ventas con un 210% sobre el objetivo. Ese éxito, que cobrará el mes próximo, está condicionando el mes de enero. Necesita a su equipo para darle la vuelta y asegurarse conseguir el objetivo para poder cobrar su parte variable, la fundamental en su retribución.

Primera hora de la tarde coinciden los cuatro del Equipo en la sede en Valladolid, estas reuniones mejor tenerlas en persona. Todos centrados en el asunto en discusión, sin despistes. Las reuniones por teléfono son muy operativas para dar instrucciones y recomendaciones, en cambio a la hora de establecer debate o intervenciones múltiples son menos eficaces porque cada persona tiene muchos estímulos al otro lado de la línea que le distrae de lo fundamental.

Se sientan en círculo, utilizando unas sillas con tabla en forma de raqueta a la derecha para escribir. Alfredo prefiere reunirse en la pequeña sala de formación que en el despacho, Necesita unión de grupo, compromiso, soluciones. Evita el despacho para dejar la jerarquía aparentemente aparcada.

- Buenas tardes amigos, saluda. Hola Rosa, Esteban y Manuel

Todos contestan, se llevan bien, su relación es fluida dentro de los profesional. Tienen repartidos los territorios geográficamente, salvo Alfredo que lleva por ser el Jefe de Ventas a los mejores clientes de la provincia que sea. Incluso en su cartera de clientes, tiene uno de Madrid que su fábrica de producción se encuentra en Segovia. Rosa lleva Salamanca, Palencia y Zamora, Manuel se encarga de Burgos y Soria, Esteban Segovia y Avila y por último Alfredo lleva a los mejores clientes además de Valladolid y León.

- Organizamos esta reunión de seguimiento semanal de manera excepcional de forma presencial, os agradezco el esfuerzo de desplazamiento para coincidir todos y a esta hora. Estimo que podemos terminar a buena hora para permitiros regresar a casa sin que se haga muy de noche.
- No importa, Alfredo. ¿Laura está nerviosa?
- No es un problema de Laura, el problema es nuestro. Conocéis las ventas que llevamos este mes, a mitad de enero llevamos el 45% del objetivo y sabéis el peligro que tiene a estas alturas llevar tan poca facturación, estamos comprometiendo nuestra retribución variable si no conseguimos llegar al 80%
Rosa interviene
- Bueno, yo estoy al 90%, parece que el problema lo tenéis los demás
- El problema lo tenemos todos, Rosa, somos un equipo. Tu retribución depende de tus ventas y en un 25% también de las ventas de todo el Equipo. Recuerda que tu incentivo del pasado mes te benefició el cumplimiento conseguido con los mayores clientes que no gestionas precisamente tú. Estamos en un equipo y somos solidarios, dependemos todos un poco de todos. Y juntos podemos ayudarnos. ¿Qué os parece? ¿Alguna idea?
- Podemos reducir trabajos más administrativos que nos consumen tiempo y ninguna venta. Hemos perdido dos semanas muy valiosas visitando posibles distribuidores que nos han denegado, uno tras otro. Si no queremos distribuidores nuevos, ¿Para qué nos hacen perder el tiempo?. Manuel es el más afectado por la provincia de Soria. Lleva Soria y Burgos. Su carácter de castellano recio puede sonar seco y agresivo en su manera de expresarse, en el fondo es una buena persona, ruda, seca y sociable. De gran corazón, implicado, trabajador incansable mientras le centres. Tiende a dispersarse, el Jefe necesita indicarle los pasos siguientes para mantener la facturación.
- Entiendo lo que quieres indicar, sí podemos aparcar la captación de nuevos distribuidores para más adelante.
- La solución está en visitar a más clientes, Esteban todo lo soluciona con más visitas, bajar precios y hacer ofertas. Comercial agresivo muy querido por sus clientes quienes le tienen tomada la medida, solicitándoles descuentos, ofertas o retrasos en el pago continuamente.
- Rosa, ¿Qué se te ocurre?
- Yo me he listado en una hoja de cálculo las ventas de cada cliente mes a mes durante dos años. Comparo la venta media mensual, con los dos últimos meses de enero y si hay variación significativa, le visito, Ya sabes que cuando vas a ver al cliente, pasan cosas y generalmente vendes algo más
- Puedes asignarnos gestiones directamente a nosotros de los clientes minoritarios que habitualmente gestionan desde Madrid por teléfono. Propone Manuel. Podemos quedar la semana próxima y nos das los listados de contactos
- Dame un descuento que suponga reducir la subida de precios de enero y un poco más hasta un nivel interesante para nuestros clientes, que noten que comprar en enero le sale más barato que comprar en diciembre. Esteban mantiene su única estrategia, vender mucho a precios bajos.
Rosa se apunta a la idea de Manuel.
- Me parece bien asignarnos a clientes que llevan desde Madrid por teléfono. Puedes asignarnos lo de mayor potencial, les visitamos y las ventas que cerremos, para nosotros la comisión ¿Qué te parece Alfredo?
- En las cosas que están en mi mano, de acuerdo. Os asigno esta tarde un grupo de clientes gestionados desde Madrid, los que deberían estar ya por volumen de facturación en la cartera de un vendedor. ¿Os comprometéis a visitarles esta semana? De acuerdo
- ¿Alguna oferta? Esteban insiste en su idea de bajar precios
- No puedo Esteban, los márgenes se han estrechado mucho por los precios de las materias primas. Para otra ocasión. Tus clientes conocen perfectamente, porque lo siguen a diario, en qué niveles están las materias primas.
- Pues somos muy caros
- Y somos los que mejor producto tiene en el mercado ¿Eres capaz de vender sin tener el mejor precio?
Esteban calla y asiente con una gruñido de queja. Le toca trabajarse a sus contactos con la presión que es el vendedor con peor resultado en el mes.

Sigue Alfredo hablando
- Esta tarde me mandáis la planificación de visitas y el compromiso de ventas para la semana. Tengo la agenda abierta. Mañana a primera hora he quedado con Laura para ir a visitar a Stauffer, le comentaré nuestros compromisos y la estrategia para las próximas dos semanas. ¿Estamos? Entonces, vamos a ello.

Se marchan cada uno a sus dominios, dando vueltas al compromiso, la diferencia que tienen con la consecución mínima necesaria para cobrar incentivo mensual y su calendario de los próximos días.

Rosa, viuda, madre de dos hijas adolescentes, recibe una pensión mínima de viudedad y sus hijas de orfandad. El sueldo es muy básico y sin incentivo tiene muy difícil atender todas las necesidades de sus hijas y pagar el coche que necesita para sus viajes comerciales. Le da vueltas a la cabeza, tiene una dicotomía, tiene reservadas ventas para el próximo mes de febrero que le garantizan un mes tranquilo, no obstante si no colabora con el equipo, perjudica el 25% de su comisión y además se puede poner en contra a Alfredo pues sospechará en febrero, además él conoce muy bien a sus clientes ya que durante años fue el comercial de su zona. Ella le sustituyó. ¡Madre mía! ¿Qué hago pienso solo en mis hijas o también en el equipo?

Esteban marcha enfadado, recuerda las conversaciones que ha mantenido con sus clientes en el mes, le han recriminado todos que no les avisó de la subida de precios de enero y le están pensionando sin pedidos. Su estrategia fue no vender demasiado en diciembre, pues le valía con los pedido en marcha y buscaba asegurarse ventas para enero y de esta manera empezar bien el año en el comparativo con el resto de vendedores. Va a tener que disculparse con alguno antes que le lleguen las quejas a Laura. Por un instante pasa por su cabeza llamar a Alfredo y contarle la verdad. El por qué necesita un descuento. Entiende la presión al margen del precio de las materias primas. Le da una vuelta mientras para en una gasolinera con cafetería para repostar y merendar.

Manuel regresa a Burgos recordando qué clientes gestionados desde Madrid conoce de vista o de alguna parada para presentarse. Le vienen a la memoria tres que por situación y fama en su entorno pueden ser buenos clientes si se les gestiona correctamente. Marca el teléfono desde el volante de su coche.

- Alfredo, he recordado tres clientes gestionados desde Madrid que tienen potencial y les puedo visitar mañana. Están en la N-I uno en Aranda, otro en Lerma y recuerdo otro en el mismo Burgos
- Cuando pares revisa la asignación que te he mandado, si les echas en falta, me llamas y los incluimos, quitando otros. He elegido los cinco con mayor volumen de compras y con facturación creciente en los últimos años. En principio por potencial. Gracias Manuel. Estoy seguro que podemos resolver estos días con éxito. Si necesitas que te eche una mano con alguno de los clientes de Soria, no dudes en decírmelo. Voy a ir a Soria ver a los míos el viernes, ya que estoy allí, me paso
- Gracias, luego miro la asignación. Respecto a Soria tu ayuda siempre es bien recibida, pasé ayer mismo por allí, dudo que hayan cambiado sus necesidades, recuerda que ambos hicieron pedidos tan grandes a final de año que aún no han recibido la mercancía. Nos deben ayudar un poco más lo de Distribución.
- Hablo con ellos. Un abrazo

Según cuelga Alfredo, entra otra llamada. Esta vez Esteban quien le cuenta su problema. No le extraña, le conoce y sabe que necesita tiempo para ordenar sus pensamientos. Seguro que en la reunión de hace media hora no tenía cerebro ordenado como para exponerle su situación. 

- Esteban me cago en diez, ¿por qué no me lo has dicho antes? Estamos comprometidos. Sabes que ya te anticipé que estoy valorando cambiarte de zona porque tus clientes te han tomado la medida. Pero de eso ya hablaremos. Mañana estoy con Laura, veré qué le puedo sacar y a cambio de cuánto.

Al final, piensa Alfredo, somos un equipo, dependemos de las voluntades, habilidades y deseos individuales. Cada uno con su estrategia personal que no siempre coincide con las necesidades de la compañía. Lo triste para Alfredo es poner el contador a cero cada día uno de mes y volver a empezar,  el pasado no cuenta, tenemos que vender para ganar más y poder cobrar. El también tiene una familia que mantener y los años le pesan cada vez más. Entiende que la compañía no cuenta con él por edad y quizá por género. Se siente con más talento que muchos de sus compañeros y jefes, no se lo reconocen. Sí con palmadas en la espalda, alguna invitación a viajes de incentivos, a la hora de la verdad los méritos, reconocimientos y ascensos para otras. Hay días que regresa a casa muy cansado de esta vida. Solo consigue ver una salida, continuar. Y mañana con Laura a quien él enseñó todo lo que sabe y vendrá a juzgarle disimuladamente e incluso a darle alguna clase en la visita a su cliente. 

- Aguanta. Muérdete la lengua mañana Alfredo. Le recomienda Gloria, su mujer. Sus ojos color avellana son un bálsamo para él. Su abrazo nocturno antes de caer dormido le carga el ánimo para el día siguiente.

Suena el despertador, Alfredo se activa, descansado se siente con ánimo. El puede con esto y su equipo seguro que se ponen a una. Lo más difícil de todo es conseguir que cumplan con sus retos por encima de sus intereses, comodidades y estrategias individuales. Todo por el bien del equipo.



Buen viaje, Joe

  Joe, simplemente Joe. Omitiendo, desde siempre, el rango familiar de tío. Recuerdo tu aterrizaje entre la familia cuando Ana, también sin ...