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13.8.20

Un cuento de verano


Emilio, prototipo de español medio, criticón, muy de opinar sobre todo sin experiencia en nada en concreto. Cierto es que durante un par de años dedicó mucho tiempo y esfuerzos a preparar su oposición, una vez asentado en el puesto público, su día a día laboral se acerca bastante a ver pasar la vida. Desconoce lo que es el esfuerzo para cerrar bien el mes, los meses malos de facturación, los intentos de venta fallidos, las exigencias de los clientes siempre insatisfechos, la competencia feroz en cada oportunidad de venta, el no llegar a fin de mes y el no tener pagas extras. Su puesto de funcionario le permite una vida cómoda, sin muchos lujos, con mucho tiempo diario para dedicar a su persona. Un horario cómodo, compañeros de oficina tan relajados como él que se convierten en tertulianos sobre la actualidad política y social cada mañana. 

Su ánimo le pide más actividad. Su vida cómoda de 8 de la mañana a 3 de la tarde no le llena su espíritu. Su afición por opinar de todo sin saber de nada unida a su habilidad en la expresión oral le abre las puertas de un programa de radio vespertino en una cadena local. Conoce a la locutora en una noche de concierto en un local del barrio que le ficha tras una serie de noches de pasión. El jodido es feo que te cagas y aún así gracias a su labia sabe cómo embaucar a las mujeres, que no le faltan en su cama. Tras unos meses en el programa de radio le permite dar el salto a una cadena nacional de medio pelo con línea editorial muy de izquierdas donde la crítica, la fábula y la demagogia fácil de vestir entre mensajes tradicionalmente comprados por sus oyentes. “El poder de las multinacionales”,” nos controlan las fuerzas ocultas de la derecha reaccionaria”, “que vienen los fachas”, “la fuerza de lo público”, “la libertad”, “república”, “derecho a vivienda”  y otras del estilo, son muy de su agrado.

Desde su estreno en la tertulia, Emilio destila demagogia populista sin importarle las incorrecciones formuladas, él en su línea de criticar todo lo que hacen las empresas más importantes del país, los empresarios más exitosos, los políticos tradicionales a los que describe como corruptos, franquistas, cobardes, inmovilistas o lejanos a la ciudadanía. Nadie se libra de su crítica desde su atalaya dogmática ataca a todo el sistema. Nota que sus seguidores crecen, se identifican con él todos los que se sienten oprimidos por la sociedad, los empleados precarios, los trabajadores de toda la vida, los de izquierda. 

Varios de sus compañeros de trabajo le animan a montar una plataforma reivindicativa para tratar de unir a los descontentos con el sistema. Consiguen apoyos en las embajadas de países con ideología extrema que sientes agraviados con el mundo capitalista y con España en particular. A través de estas embajadas contactan con políticos de esas naciones que les invitan durante las vacaciones a compartir en seminarios y congresos su visión de la economía y la sociedad española. No le cuesta, gracias a su habilidad en la exposición, conseguir fondos para alimentar la creciente plataforma de gente que se siente oprimida o simplemente poco valorada. Organiza una acampada ilegal en la Puerta del Sol, pagando cien euros la noche a los primeros voluntarios que se enfrentaron con los tímidos policías que se acercaron para frenar la planta de tiendas de lona. Tras nueve días, los cien euros volaron junto con sus voluntarios. Ya tenían relevo de otros espontáneos que no pedían nada y comenzaron a organizarse para el avituallamiento unos, otros para los debates continuos con ideas de todo tipo para organizar la vida de los españoles. Todo parte de suprimir el estado represor, cambiar las instituciones e implantar un modelo asambleario donde todo está sujeto a debate e interpretaciones. 

Consigue los cimientos donde lanzar un nuevo modelo de partido desde fuera del sistema, aunque asumiendo la legalidad y la organización habituales. Sus mensajes más repetidos son que no son un partido político y que están fuera del sistema. Su carisma cuando se dirige al público en las asambleas populares a las que asiste, crece sin remedio. Es el líder y todos le identifican como la cabeza de las ideas revolucionarias. Su carrusel de compañeras de alcoba que ascienden en importancia en la jerarquía dirigente es el ejemplo de nepotismo más claro de los últimos siglos en nuestro país. Finalmente el no-partido político se presenta a las elecciones europeas consiguiendo su escaño. Emilio ha pasado de ser un funcionario gris aburrido a eurodiputado en un par de años. Impresionante. Aprende a comportarse como un político bien regado con el altísimo sueldo de eurodiputado con todos sus privilegios en asesoramiento, viajes, estancias y premiado por dietas de asistencia. Es un ejemplo vivo de aquello que siempre criticó. 

Lleva mal las criticas a su nula gestión y a su nepotismo entre sábanas. Su reacción siempre es amplificar lo corrupta que es la derecha reaccionaria y las influencias de esta entre el empresariado que presiona a la prensa en su contra pues se siente que incomoda al poder vigente. Sus seguidores borrachos de mensajes negativos diarios, conscientes de que tienen una oportunidad para cambiar el mundo a su favor, no valoran la realidad de los datos, se creen sus mensajes sin dudar. Aprieta su equipo en España la bases populares, alentando la presión desmedida a las personas, sin importar los daños colaterales a menores o vecinos. “Escraches” les llaman e incluso encuentran justificaciones democráticas para explicar a sus seguidores que todo es legal, limpio, honrado y moral. 

Tanto ruido mediático, con mucha prensa pendiente de cada gesto, expresión o nueva acompañante. Sigue siendo la novedad y a la prensa le encanta lo que rompe lo habitual.

Nuevas elecciones y nuevo resultado favorable, toca reinventarse. Otra asamblea creada para vestir que el no-partido es un partido, que el antisistema, entra en el sistema y validar a los líderes. Primeros desencuentros entre los dirigentes. Los más románticos con la idea original de la asociación antisistema se dan de baja. No admiten moralmente el cambio a ser un partido tradicional, con normas y cargos tradicionales. Se compra una casa propia de un burgués, a un precio sorprendentemente barato para lo que fija el mercado en un entorno vecinal muy lejano a su ideología de boquilla. 

La historia se repite siempre entre las formaciones de extrema izquierda. Se desgastan en guerras internas, depuran a los disidentes para terminar siendo partidos tradicionales personalistas. El culto al líder, imagen perpetua en su propaganda. Lo que sea por tocar poder. Reinventarse, traicionar a las bases, mentir al electorado, expulsar a los colaboradores, aliarse con el demonio si es necesario, con los enemigos de la nación, con quien sea. Y lo consigue, justo cuando comienza a confirmarse la tendencia estadística de desgaste, pérdida de influencia y de votos. Seis años después, el triste funcionario con mucha labia, llega al poder. 

Algo cambia en el mundo de Emilio, ahora le critican cada decisión y comentario, cada gesto, cada alocución. Aprende a sufrir “escraches” que ya no son democráticos ahora son reaccionarios. Recurre para defenderse a las fuerzas del orden, antes represoras ahora garantes de su seguridad. Descubre un juez investigando que tiene indicios de actividad criminal por un lío con la tarjeta telefónica de una antigua colaboradora sobre la que se sospecha su cercanía con los servicios secretos de nuestro país vecino. Para colmo otro juez investiga la financiación ilegal, los sobre sueldos ilegales y la existencia de una caja con dinero opaco fiscalmente tras la denuncia de un antiguo empleado represaliado injustamente por el partido no-partido. 

Malos tiempos esperan a Emilio, la justicia le aprieta, su acción gobernante es insignificante para España y para las esperanzas de los que le apoyan. La prensa le ha perdido el respeto, le ataca sin piedad, con parecida virulencia a la que empleaba Emilio para atacar a los medios de comunicación. Busca maniobras de distracción desviando la atención hacia un debate estéril sobre la necesidad de la monarquía. Parece que España, en su mayoría, no es monárquica aunque los españoles valoran la figura del Jefe del Estado como garante de la unidad nacional por encima del mejor político.

Todo tiene su momento, la pasión, la moda, el frío y el amor. Emilio, tu compañero de poder tiene mucha historia detrás, incluso ha sobrevivido a dirigentes de todos los tamaños, incluso los que desmerecían su cargo. Como compañero de viaje ha demostrado en la historia que cada vez que se alía con un partido más a la izquierda consigue alimentarse de él y termina desgastando tanto al compañero que en las siguientes elecciones casi desaparece. Pregunta al PCE e IU. ¿Dónde terminarás, Emilio? Cuando los tuyos se queden en casa desanimados por la espera a que su cuento imaginario se haga realidad. 

Los cuentos, cuentos son.

5.8.20

¡Vaya herencia!


No 

Papá, piénsalo bien. Está en juego nuestro futuro

Que no

Nada, imposible, no quiere razonar. Piensa Juan tras la enésima discusión con su padre Ricardo, fundador de la empresa agroalimentaria “Conde de Chinitas” especializada en ofrecer productos de alta calidad gastronómica, aceites y vinos fundamentalmente.

Al frente de la almazara se encuentra Juan, el hijo mayor, muy estudiado en dos universidades donde se graduó en administración de empresas y el posterior master en dirección de  empresas conseguido en Inglaterra. La bodega es cosa de la enóloga de la familia, Amparo, su hermana. Entre los dos han conseguido mejorar la calidad de los productos e incrementar la producción que tiene muy buena salida en supermercados de nivel alto y tiendas de capricho. La empresa creada por su padre hace treinta años, florece gracias al talento de sus herederos.

Ricardo se mantiene en el cargo de Presidente de Honor y ejerce con mano de hierro los destinos de la familia. El consejo familiar es quien dirige los destinos de “Conde de Chinitas, S.A.” y de la propia familia. Ricardo mantiene el 50% de las acciones en propiedad, sumando el usufructo viudal le otorga la mayoría en el consejo.

En los últimos años, desde que doña Carmen les dejó, Ricardo ha vagabundeado sin rumbo, perdido sin la brújula que le guiaba, Por primera vez en su vida marchó de vacaciones a África a un safari. Nunca le gustó la caza, nunca hasta que se cruzó en su vida esa modelo retirada alemana, famosa por su facilidad para emparejarse con millonarios. Cristina. Conocía más camas que las kellys de los hoteles. Florecieron amistades en ambientes diferentes a los acostumbrados. Ricardo se pasó varios meses que no paró. Marbella, Mónaco, París, Baqueira en invierno, Madrid. Ya nunca estaba en la finca. Los negocios los gestionan sus hijos que atienden a los clientes con habilidad y profesionalidad más que contrastada.

La prensa rosa encontró en Ricardo un nuevo objetivo, siempre en fiestas, acompañado de jóvenes mujeres, más jóvenes que su hija Amparo. Y de manera repetida, Cristina, la alemana. Incluso surgió una supuesta hija ilegítima, embrollo que se solucionó en pocos días al divulgarse que había repartido su herencia en vida, salvo la participación en la empresa. La supuesta hija evitó luchar contra Amparo y Juan. Tenía todas las de perder.

Tras meses de líos de faldas, dedicación alemana, fiestas, viajes y juergas; Juan redujo los gastos de representación de su padre un ochenta por ciento. Llegó a un punto insostenible para la propia empresa. Surgieron los primeros encontronazos entre ambos.

Tras el safari, donde parece que fraguó nuevas amistades, Ricardo solicitó un préstamo a la Caja Rural con la garantía de la finca y respaldado con la solvencia de la empresa. Era el momento de emprender nuevos negocios. Cuando Juan se enteró, explotó de indignación. Amparo defendió a su padre frente a a rabia de Juan. Tiempo después se arrepintió por ello. La carga del préstamo compromete la viabilidad de la empresa de manera innecesaria. 

La oportunidad de negocio donde se metió Ricardo no fue tal, un trilerismo financiero de manual. Le engañaron y bien. Adquirió una sociedad en Suiza con un depósito bancario de mil euros.

La semana pasada llegó una demanda del juzgado, citan a Ricardo como investigado por los delitos de blanqueo de dinero y fuga de capitales.

Juan lleva una semana intentando que su padre les ceda las acciones de la empresa para evitar el desprestigio de la marca y la futura quiebra. Varios de los clientes más importantes, las grandes superficies comerciales, sensibles a la buena reputación de sus proveedores protegiendo la suya propia anunciaron que suspendían los pedidos hasta el esclarecimiento de las informaciones aparecidas. Sin esos tres clientes, la empresa no puede sobrevivir. Sin el préstamo en vigor, con ajustar costes habría sido suficiente mientras encuentras otros mercados, con la carga millonaria del préstamo es imposible vivir. Están en quiebra.

Papá, por última vez. 

Que no, la empresa no la cedo

Nos la va a quitar la Caja junto con la finca y el legado de mamá.

Mencionar a doña Carmen hace reaccionar a Ricardo, asiente y ordena llamar al abogado del consejo. 

¿Cuánto dinero necesitamos?

Con devolver a la Caja los seis millones, podemos vivir. Y saliendo tú de la empresa podríamos tener una oportunidad.

El dinero se soluciona, no hay problema. Pero hijo te voy a decir que quizá lo más inteligente es esperar y si la Caja ejecuta la garantía presentarnos en la segunda subasta y ganamos dinero

Mientras tanto la empresa habrá muerto y nuestros productos estarán fuera del mercado

Montamos otra empresa de nuevo

Papá, la reputación y el buen nombre son importantes en los negocios. No es posible reinventarse con otro nombre que ya no estamos en los años noventa. Y dime ¿qué has dicho del dinero?

Tengo el dinero, no se ha perdido en ninguna inversión fallida, simplemente lo gestiona un testaferro que me lo devolverá en el momento en que se lo pida.

¿Cristina? - interviene Amparo

Ricardo sin contestar, pone cara afirmativa.

Papá, ese dinero ha volado. Te ha engañado, como a tantos. Llámala delante de nosotros, verás.

La llamada telefónica confirma las sospechas de Amparo.

Ricardo deja una herencia negra, muy oscura. Su empresa herida de muerte, endeudada, sin ventas confirmadas, exceso de producción al fallar las  ventas y con el futuro muy comprometido, los mejores clientes abandonando su confianza, la familia descompuesta y él investigado por delitos fiscales. Si doña Carmen levantara la cabeza, una buena colleja le daría.

Ricardo pacta con los hijos cederles sus acciones, escribir a los principales clientes para explicarles que en todo caso, él no posee ninguna participación en Conde de Chinitas, S.A. y cambiará de residencia, se muda al piso de Madrid. Cristina sale de su vida, ya le ha desplumado. Sus hijos tienen unos años duros de trabajo para parar el desastre.

Ricardo, ¡Vaya herencia!


3.8.20

Sagitario en luna llena


A tres metros de distancia la perfecta espalda de Lucía brillaba con su bronceado cuidado, cada verano consigue un tono de piel perfecto, lisa, brillante, sin llegar a naranja ni superar el marrón, un color jamaicano, perfecto contraste con sus mechas rubias. El sol le clarea el cabello. Su perfecta espalda dibuja un contorno en el horizonte, la guitarra donde su columna vertebral son las cuerdas, tensas y afinadas. Toma el sol sin la parte superior del bikini en un acto de rebeldía que inició en la adolescencia para fastidiar a sus padres, más a su madre que al santo de su padre, siempre predispuesto a defender a su hija mayor.

Sufro cuando coincido cara a cara con ella, debo esforzarme por encima de mis instintos, dedicando mi mirada únicamente a descubrir el fondo de sus ojos color de miel. Mis esfuerzos por evitar bajar la mirada me provocan una tensión en el cuello que necesito una sesión de yoga para recuperarme de la abstinencia contemplativa. Hasta que descubrí el detalle que rompe la armonía de tanta belleza. En el cuello, a la altura del chupetón, Lucía lleva un antojo, una constelación de lunares. Repasando fotos de grupos de estrellas, recuerdo que el dibujo imaginario de Sagitario coincide con el antojo de su cuello.

Una semana al año coincidimos en la playa, lejos quedaron aquellos años adolescentes donde descubrimos los primeros roces, los primeros besos y las primeras declaraciones de amor de por vida. Con los años, Lucía se ha vuelto inalcanzable, la chica perfecta, estudiosa, trabajadora, modelo ocasional y con una vida social amplia y generosamente compartida desde sus redes sociales. Brilla más que Kaus Australis, la estrella blanca azulada más representativa de la constelación de sagitario. Quedamos para dar una vuelta, tomar algo y recordar veranos pasados. Curiosa pareja. La bella, inteligente, atractiva e inalcanzable Lucía junto con el pagafantas de Ricardo, mal estudiante, sin carisma y sin un atractivo físico reseñable.

Algo tiene Lucía que consigue que me olvide de mis complejos y por un rato, durante la noche calurosa de agosto, me descubro ocurrente, simpático y poderoso. Recupero mi rol perdido en la antigua pandilla playera cuando todas las decisiones pasaban por mi aprobación. Quizá por eso llamé la atención de Lucía. Una historia interrumpida entre veranos y que recuperábamos cada vez que nos reencontrábamos. En invierno, nada, cada uno a su vida habitual.

Con los años, seguimos siendo amigos, nos relacionamos como primos hermanos, confidentes y fieles en lo emocional para siempre. Hasta que la cago. Todos los años me prometo no volver a liarla, y siempre repito. Tras dos horas sintiéndome el hombre más valorado del planeta, el más simpático y ocurrente, sucumbo al poder de sagitario. Su constelación en el sitio de los chupetones.

¿Otra vez estamos, Ricardo?

Perdona, no sé qué me pasa. Tus lunares me vuelven loco y pierdo la compostura

¡Todos los años igual!

Porque solo nos vemos de año en año. Y siempre terminamos igual, me acerco a tu cuello y tú huyes hasta el verano próximo.

Ya no tenemos quince años

Por desgracia no

Vamos a olvidarlo

No me apetece olvidar

Sus miradas conectan, el mundo alrededor se difumina, llegan a fundirse en una sola presencia. La electricidad recorre a ambos, sube en paralelo por sus columnas, incendian sus cerebros y activan las hormonas. No estaba en los planes de Lucía y ni de lejos en la imaginación de Ricardo. Es la luna llena de agosto, cuando las mareas son más vivas y los mosquitos atacan sin piedad. Se fusionan con el ansia del recuerdo de cómo eran juntos antes. Ricardo pierde la noción de la realidad, Lucía le guía con sabiduría. Terminan abrazados en una estrecha cama ruidosa. Su amor es de antiguo, la pasión moderna. Sagitario manda, por una noche. 

Por la mañana, Lucía marcha a su aventura. Un master de postgrado en Stanford, una oportunidad de oro para saltar a un empleo envidiable y exitoso. Ricardo intentará terminar el último curso de su carrera, esa que eligió sin vocación, en la única que le admitieron con su nota media de selectividad. Anticipa una vida laboral aburrida y poco motivadora, se siente perdedor. 

Se sentía, tras esta noche dominando a sagitario, nota que recupera ese poder antiguo que ostentó.

Lucía luce un chupetón en el cuello, sonrosando sus lunares. No se esfuerza en ocultarlo, siente que sus fuerzas le están abandonando. Sagitario ha traspasado el poder a otra persona, se lo ha devuelto a su dueño. Cuatro años más tarde, un nuevo chupetón en el cuello regresa las personalidades a su origen. El poder de las estrellas.

30.7.20

Noche de verano





Luna nueva, noche oscura, una pequeña neblina anuncia la subida de la humedad desde el río. Ayudará a limar los rigores del estío más caluroso que se recuerda. El verano largo y aburrido en el pueblo, tras la cosecha del cereal, todos viven bajo una siesta prolongada donde la holganza y el aburrimiento campan como los dominantes del tiempo.

Oscar sigue con la mirada, oculto tras un grueso olivo, los movimientos de Claudia. Pasea desnuda por la terraza buscando un poco de alivio a las altas temperaturas del día. El fresco de los azulejos, una vez dejan de recibir los rayos del sol, calman sus pies. La creciente humedad acaricia su piel. Diecisiete años, suave, tersa, bella e inocente. Un poderoso imán que atrae la mirada profunda y fría de su admirador oculto. Finalmente se recuesta sobre un sillón de madera con amplios cojines de color teja, mullidos y perfectamente ordenados recién comprados en la oferta de verano del Leroy Merlin. Peina sus cabellos con su mano derecha, entreabierta para permitir la caricia de su melena al escurrirse entre los dedos. 

Acaba de ducharse, con agua fría, por tercera vez en el día. Es lo único que la calma del calor asfixiante de finales de julio.

Oscar se mueve despacio, con infinito cuidado evitando pisar hojas o palos sueltos en el suelo que denuncien su presencia apoyar su pie. Decidido, nota que es el momento, durante la noche perfecta. Sobre el horizonte descubre el brillo de Júpiter cabalgando sobre la constelación de sagitario. Es la señal.

Claudia se levanta con elegancia, ya seca tras un rato de espera, decide ir por una camiseta blanca larga hasta sus rodillas que utiliza como vestido informal en casa. En la mano, su celular donde elige su aplicación preferida de música. Ajusta sus auriculares inalámbricos con forma de telescopio y regresa al mismo sillón adoptando su postura preferida. Totalmente estirada, con las piernas abiertas buscando el mayor frescor posible. Su vocecilla interior le recuerda la opinión de su madre respecto a las posturas que debe adoptar una mujer. Superada la media noche y con esta oscuridad, manteniendo ella laluces apagadas ¿quién la va a juzgar por estar despatarrada?

Oscar ha aprovechado los dos minutos que ha necesitado Claudia para vestirse para avanzar con rapidez, La terraza de Claudia está en la planta baja, a un metro y medio de altura respeto al jardín de la piscina. Se encuentra justo detrás del sillón metro y medio más abajo. Siente el frío en su mano y un sudor descendente por la espalda, recorriendo su columna desde su nuca. Sus manos están húmedas por el calor y los nervios de la situación. Percibe el olor del champú utilizado y reconoce el gel usado, coinciden en sus gustos. Claudia huele a fresca, a primavera, a alegría y a dama de noche. La delicada flor que embriaga con su dulzor relajante.

La música está muy alta, Oscar distingue desde su distancia de manera nítida la letra y el ritmo de la música elegida por Claudia. No puede comprender la necesidad de subir tanto el volumen cuando está utilizando unos auriculares para ella sola.

La obligación le empuja, es la noche, el momento adecuado y su obligación es cumplir el mandato recibido. El frío acero del cuchillo cebollero que acaricia le fija en el objetivo, ese cuello blanco, fino y delicado.

-- Claudia, oye a su madre llamarla en voz alta. Claudia, repite cada vez más fuerte

Enciende la luz de la terraza para llamar la atención de su hija que sigue hipnotizada con su música de letras mascadas con la boca casi llena. A su madre le suena a ña, ña, ñá. 

Oscar se escabulle en el instante justo para salir del campo de visión de la madre. Ha pasado su momento, ha perdido su oportunidad. Huye aprovechando las sombras. 

Claudia nunca llegará a saberlo, salva su vida gracias a la oportunidad de su madre al aparecer para fijar que es el momento de acostarse en la cama.

Oscar lamenta su mala suerte. Es la noche sin luna, con humedad creciente y estaba a menos de un metro. Ha perdido su oportunidad, habría sido su décimo tercera pelirroja. Una lástima, con lo guapa que habría quedado... 

4.7.20

Prioridades





Andrés es muy impresionable a las noticias, con tres meses de reciente paternidad se descubre pendiente de la respiración de su pequeño, alerta por sus ruiditos, analiza las deposiciones, se ha convertido en un auténtico experto vigilante. 

Lo que más anhela cuando regresa del trabajo es comprobar el milagro de la naturaleza y que un ser tan pequeño y frágil tenga sus genes. Las primeras semanas le costaba dejarse llevar a la hora de dormir, la preocupación por vigilar la correcta respiración de su pequeño niño no le permitía conciliar el sueño. Debora todo lo que se publica sobre el cuidado de bebés y los peligros a los que se enfrentan, magnificados en las revistas para padres que publican cientos de recomendaciones y temores ancestrales. 

El temor a la muerte súbita le tiene a mal traer. Noche tras noche vigila la respiración del pequeño Borja hasta que el peso del sueño le vence definitivamente. 

La vida de Borja se rige por la regla del tres, dormir, comer y cagar. Sin piedad, de manera rutinaria hasta el punto de sumir en el caos la vida de sus padres incapaces de conciliar su agenda vital con la de su hijo. Todavía no han asumido que el rey de las agendas es Borja durante bastante tiempo. 

Al estallar la pandemia, el gobierno confinó a toda la población para limitar sus efectos. Menos a Andrés que al trabajar en un sector esencial le obliga a salir de casa cada día. Su angustia es creciente “¿y contagio a mi niño?¿y si por mi culpa enferman mi mujer o mi hijo? Me paso el día relacionándome con personas”. 

Tiene miedo. Ese sentimiento irracional nace de nuestros temores más profundos y acentúan los gestos de protección. Ese miedo se refleja en su postura al andar y en la obsesiva distancia de seguridad que respeta al hablar con otras personas. Reacciona compulsivamente lavándose las manos cada pocos minutos. 

En su empresa instauran un protocolo de seguridad médica para proteger la salud de sus empleados, deciden que determinadas enfermedades en apariencia inofensivas si se encuentran controladas con su medicación pasan a ser de riesgo y sus pacientes son retirados del servicio presencial por precaución. 

Andrés comprueba como en unos días una parte importante de los compañeros han iniciado la gestión de su trabajo desde casa. Siente envidia, le encantaría quedarse en casa evitando sus salidas de casa y el riesgo de contraer una enfermedad que pueda hacer peligrar a su Borja. 

Comienzan a presentarse casos de baja médica por enfemedad entre sus compañeros de empresa, cierran por precaución pisos y zonas. El protocolo es sencillo, una baja médica por covid supone de inmediato que los más cercanos a su puesto de trabajo, pasan a estar de cuarentena durante dos semanas. La envidia le lleva a una rutina autodestructiva, se queja continuamente de su mala suerte en comparación con otros departamentos que al no tener contacto con clientes toda la plantilla se encuentra trabajando desde casa. 

Marisa, su mujer, le informa que su compañera en la oficina está de baja con síntomas. Alerta máxima. El labio inferior de Andrés tiembla, sus ojos se le salen de las órbitas, la rodilla izquierda sube y baja de manera inconsciente. 

¿Y Borja? 

No pasa nada, no seas paranoico 

Vamos al médico, mañana mismo 

¿No crees que estás exagerando? 

Mañana a primera hora vamos. Voy a mandar un whatsapp a mi jefa para avisarla que llegaré un poco tarde. 


A la mañana siguiente, Andrés traslada en la consulta, sin dejar translucir su preocupación y su deseo, traslada al médico que su mujer comparte puesto de trabajo con una mujer de baja por el virus. El médico siguiendo instrucciones de la consejería de Salud, no profundiza mucho, les firma baja médica para las siguientes dos semanas como cuarentena preventiva. Se siente feliz, ha conseguido su objetivo, no tener que ir a trabajar y proteger a su Borja. Las dos semanas culminaron con una prueba diagnóstica que les confirmó que no habían estado contagiados. Negativo. El protocolo de seguridad médica de su empresa es más estricto que el establecido por las autoridades sanitarias. Envía el resultado de su prueba como documento para regresar a su actividad presencial. Una semana tardan en comunicarle que la prueba esta incompleta, para valorar su capacidad de contagio, debe aportar una prueba más completa. Quedan en avisar al laboratorio contratado para ello. Pasan otros diez días hasta que el laboratorio se pone en contacto con él. 


Yo estoy bien, de verdad, si hay compañeros más graves y urgentes, citar a ellos primero, claro, claro, yo me sacrifico, sigo trabajando desde casa. Gracias. 

Su mujer le mira muy sorprendida mientras escucha la conversación telefónica de Andrés. No se esperaba un comportamiento tan irresponsable.

Andrés, ¿estás seguro de lo que haces?

No te preocupes, estoy trabajando desde casa 

La verdad, poco ¿eh? Que tu jefa te llamó el otro día para ponerte las pilas. 

No te agobies que sé lo que me hago. 


Dos semanas más tarde finalmente se realiza de nuevo la prueba ampliada que vuelve a confirmar que es negativo y sin capacidad para contagiar. Mes y medio después va a tener que volver a trabajar a la oficina. Y eso no. gusta. 

Vamos a ir al pediatra, Borja está con unas décimas 

Le están saliendo los dientes, es algo normal 

Prefiero ir al médico. 


Nueva visita al centro de salud, esta vez al pediatra, Andrés exagera un poco la situación, las décimas de fiebre de Borja la une a un comentario de la baja por virus de la compañera de la madre. El médico pediatra les facilita una nueva baja laboral preventiva mientras fija periodos de observación para el bebé. Nueva comunicación a la empresa de la mala suerte que está teniendo. Dos semanas pasan rápido y antes de regresar a su empresa, comunica, de nuevo, con el servicio médico informando de la baja por presunto virus que alcanzó a su hijo. El médico le comunica que por precaución debe realizar una nueva prueba analítica que se demorará otras tres semanas. 

Resultado negativo, de nuevo. A trabajar. Su jefa le llama por la tarde. - Andrés, el servicio médico te ha declarado apto, mañana viernes te esperamos. 

- Mira, verás, tengo el coche sin batería, se ha descargado después de tantos días inmovilizado. Si no te importa, me encargo de llamar a la grúa y me quedo en casa trabajando a distancia, ya el lunes voy 

Mañana a las ocho, si no tienes coche, vienes en transporte público 


Las ocho, las nueve, las diez y las once. Andrés se presenta en su puesto de trabajo con tres horas de retraso. 

Disculpa jefa tenía que hacerme unos análisis por la alergia ¿sabes? Y el laboratorio se ha retrasado. 

Me tenías que haber informado ayer cuando hablamos. Tu hora de entrada son las ocho en punto, como siempre. No puedes hacer lo que venga en gana. 

Perdona jefa, no volverá a ocurrir 

Tienes que compensar estas tres horas de retraso Andrés nota las miradas de sus compañeros de actividad, ellos llevan más de dos meses luchando con los nervios de los clientes, con la situación provocada por tener más de la mitad de la plantilla de baja y ninguno se ha quedado en casa “trabajando”. Las cifras de ventas de Andrés son irrisorias, más en su contra. Los compañeros han perdido el respeto que tenía atesorado por su responsabilidad y dedicación pre-covid. En dos meses lo ha perdido entero, nadie se cree tantas enfermedades con analíticas desmintiendo la enfermedad. 

Que viene el lobo, le anticipan en la hora de descanso sus enfadados compañeros. 

Efectivamente, su jefa le hace llamar a última hora de la jornada para comunicarle que la empresa ha perdido la confianza en él. 

- Tienes treinta minutos para recoger tus cosas. Te ruego me entregues tu teléfono y la tarjeta de identificación. Un vigilante te acompañará mientras recoges tus efectos personales y te abrirá la puerta de salida. Te deseo suerte en tu nueva vida. Adiós Andrés

5.4.20

Su mirada




Sus bonitos ojos marrones fijan su mirada en el fondo de los míos, atrapándolos hasta conseguir que te sientas su esclavo, inmovilizando mi voluntad. Percibo un fondo reconocible de un antiguo mensaje con código de pareja asentada. Acompaña su mirada los labios entre abiertos y húmedos gracias al tránsito de la punta de su lengua.

La imagen taladra mi cerebro, me lleva a tiempos antiguos, más físicos, más de conocer los límites del otro. Mi memoria tarda en identificar los signos en la noche de los recuerdos, la zona donde viven las neuronas más oscuras y dormilonas.

Mi cuerpo reacciona antes que la memoria, ¿será cierto que tenemos dos cerebros?

La cabeza pide cautela, calma, no te precipites, recuerda todas las enfermedades y los riesgos que corres en una aventura física, ahí la memoria sí que fluye la muy cabrona, la imagen de la fila de todos los medicamentos que pautados para desayuno, comida o cena. Uno tras otro, junto con sus interacciones y efectos secundarios que de manera imprudente tuviste que leer y memorizar en su momento.

El cerebro de verdad, está dispuesto, no quiere charla, ha recordado el significado de su mirada. Levántate y anda dijo el profeta, ¡vamos, actúa!

- ¿Qué?
- ¿Vamos?
- ¿A dónde?
- Donde me lleven tus ojos
- Hay tonto, que no tenemos edad
- No hay limitación alguna por los años, vamos
- Y ¿cómo se te ocurre? ¿ahora?
- Sí ahora, me lo has pedido
- ¿Yo? todavía no me he duchado
- Dúchate después

Arancha se resiste poco, juguetea con Manolo, se acarician de camino a la alcoba por el pasillo, caen prendas, las zapatillas se quedaron junto al sofá, el jersey en el suelo de la entrada, la camiseta en el pasillo, el pantalón cómodo de estar en casa ya en la puerta de la alcoba. Un movimiento brusco de Manolo consigue apartar la colcha junto con la manta de la cama principal. 

Bailan un valls conocido, la música la pactaron hace décadas, se saben de memoria las notas, dónde apretar, cuando frenar, acelerar, insistir o gritar. 

La experiencia es un grado, les permite llegar a la cumbre. Tumbados juntos, jadeando aún, celebran su éxito, ríen por su hazaña común. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

- Una sorpresa muy agradable
- Tantos días juntos, compartiendo hora tras hora, no sé qué ha pasado por mi cabeza, debe ser el haber estado ordenando fotos, eras tan guapo, atento, amable conmigo
- ¿Era?
- Ahora estás más cascarrabias e impaciente y sin pelo y con la mitad de los dientes ¿qué quieres que te diga?
- Pues te sigo viendo muy atractiva y apetecible
- Adulador
- ¿Repetimos?
- Otro día, ya he tenido bastante y además, no juegues con la suerte, Manolito

- ¡Papá!¡Papá! despierta. ¡Papá!

Alicia, zarandea a su padre que se ha quedado traspuesto en el sillón orejero, su preferido.

- Papá ¿Estás listo? tenemos que ir a por las cenizas para despedirnos de Mamá
- Me estaba despidiendo de ella de la mejor manera. No pude acercarme al hospital, no me dejaron, se fue sola después de cincuenta y dos años en común, no me dejaron ir a despedirme de ella. Ese dolor no me deja vivir.
- Papá, vamos, te vendrá bien salir por fin a que te de el aire. Recitar su nombre a los cuatro vientos, a recordar los buenos tiempos, todos necesitamos poner cara y nombre a la memoria. Ven, tus nietos te esperan en el coche
- La echo de menos ¿sabes Alicia?
- Todos la echamos de menos
- Tengo grabado su olor, su presencia, que llenaba la casa aun sin moverse. Y su mirada. ¡Qué mirada!


21.3.20

Vida nueva



Tras tres meses de confinamiento Adolfo, por fin, se siente liberado. La vida de todos los españoles ha cambiado por completo. 
Amanece el lunes con una sensación agridulce, económicamente está en la ruina más absoluta, su negocio de venta de repuestos de luces LED y consumibles de impresoras lleva cerrado los últimos tres meses tras la declaración del Estado de Alarma que obligó a todos los comercios salvo alimentación, limpieza y farmacias a cerrar.
Sus antaño escasos clientes no le han echado de menos y duda que vengan en tropel para comprar bombillas y tinta para las impresoras, ya bastante competencia le hace Amazon como para luchar ahora por levantar un negocio que ya estaba medio muerto antes de la crisis sanitaria mundial.
Sinceramente tras tres meses en los que no ha ingresado ni un euro y por el contrario los acreedores le han exigido los pagos. El arrendador no le ha perdonado ni un céntimo y mes tras mes la franquiciadora le ha ido girando sus recibos comprometidos. También le ha cobrado la compañía de la luz e incluso la Seguridad Social por sus cotizaciones. Aquí todo el mundo gana menos el pequeño comercio. Hacienda sí ha tenido el gusto de posponer la recaudación de los impuestos unos meses. Poco tiene que pagar al fisco, sin ventas no hay ingresos ni beneficios, luego pocos impuestos tiene pendientes de devengar.
El sábado se puso en contacto con su abogado con la idea de declararse en concurso de acreedores. Quiebra total. En la cuenta del banco su saldo a penas supera los setecientos euros. Que va a retirar hoy desde el cajero automático.
Adolfo siempre ha sido un hombre de recursos, supo buscarse la vida tras la pérdida de su trabajo en la fábrica de retrovisores de coches, también a la pérdida brusca de su mujer e hija en un accidente de tráfico tres años atrás. Trabajó de conductor de un VTC, de un taxi, dependiente de una tienda de recambios, incluso de temporero en el campo. De algo hay que vivir. Sin trabajo y sin recursos, le toca reinventarse de nuevo.
Sale a la calle, agradece la brisa del final de la primavera y el sol en la cara. Los vecinos poco a poco inundan la calle, abrazos y saludos entre muchos conocidos, excesivos a todas luces. Mucha necesidad de contacto personal tras tantas semanas encerrados en casa sin poder salir. Saluda de lejos a Esteban, el panadero, a este sí le ha visto casi a diario. A Gloria la de la tienda de muebles. A Lucas el zapatero remendón a este seguro que le sube el negocio, en época de crisis se repara antes de comprar y a Matías su vecino de local comercial, este regenta un pequeño bar de barrio especializado en ambiente taurino, todas las tardes en su televisor de pantalla grande programa dos festejos completo, el reclamo perfecto para llenar el bar de viejos con afición que a base de carajillos, anises y whiskys DYC le llenan la caja para vivir desahogadamente. Pasa a su local, bombillas LED, cartuchos de tinta y algún consumible de pequeño importe. Evalúa por encima qué podría vender rápido y barato, pone un cartel de liquidación en el escaparate con descuentos del 60% si es posible hoy liquida. Envía un correo electrónico a sus clientes habituales para avisarles de la oferta por liquidación y mientras espera la llegada de algún despistado, comienza a llenar cajas de cosas que le interesa conservar, su equipo informático, recuerdos personales y poco más. Suena el teléfono tres veces, un pedido en cada llamada.
- Tienes que venir a por ello esta mañana. El pago en efectivo, sí.
A la una y media recoge la tienda con dos mil euros en el bolsillo, entre la disposición del cajero y las ventas por liquidación, tiene un pequeño capital para empezar.
El martes, ya sabiendo que no va a dedicarle tiempo a la tienda, comienza a buscar empleo. Llama a todos los contactos de su agenda por si alguien conoce alguien que necesite un buen trabajador. 
Su trabajo de buscar empleo exige iniciar contactos en la esperanza que alguno fructifique. La mañana termina infructuosa en lo laboral, la batería de su teléfono tiritando y un buen dolor de cabeza. Decide dar un paseo hasta el bar taurino y así charla con Matías mientras come algo.
- Adolfo, he visto que liquidas el negocio
- Sí Matías, es una ruina. Estos meses cerrado me han matado, poca rentabilidad le sacaba, la justa para mal vivir, me han cobrado los proveedores y el dueño del local todos los meses. No me puedo recuperar. Estoy en la ruina.
- ¿Y que vas a hacer?
- No lo sé, hoy he llamado a más de ochenta personas para que me avisen si saben de algún trabajo
- Yo quizá conozca uno, no sé si te interesará
- Ahora mismo me interesa casi cualquier trabajo
- ¿Vas a comer aquí? tengo pollo asado.
- ¿Y de primero?
- Macarrones
- Coño, menú infantil
- Siéntate en tu mesa preferida, que mientras comes intento localizar a tu contacto para el trabajo.
Adolfo sale del bar en cuanto aparecen los habituales. En el bolsillo custodia el contacto del amigo de Matías. Mañana se acerca a Vallecas.
Polígono de Vallecas, nave 15. Desde fuera llama la atención, las ventanas cerradas incluso con tableros sellando sus marcos al completo. La puerta de metal cerrada. Sin ruido. ¿Me habrá dado bien la dirección Matías? piensa mientras llama al timbre de la puerta. Espera, no suena nada. Un instante antes de darse la vuelta y regresar a su domicilio, escucha desde el telefonillo un chasquido eléctrico.
- ¿Quién es?
- Buenos días, me llamo Adolfo me han dado esta dirección para una entrevista de trabajo, me recomienda Matías?
- ¿El torero?
- Eh, no sé, el del bar
- Pasa. 
Suena un zumbido eléctrico para liberar la puerta metálica. Accede al interior a una estancia vacía de unos dos metros de profundo, aparenta ser una zona de aparcamiento, cruza la sala hacia la puerta del final. Esta se abre y un hombre con facciones del Este franquea la puerta.
- Hola, ven conmigo
Adolfo sigue al ruso por un pasillo que distribuye varios despachos acristalados. Cada uno de ellos ocupados por una o dos personas. Aquí se trabaja, está claro. Ordenadores, teléfonos sonando. No hay secretarias, solo hombres. Oye hablar en un idioma que le suena como eslavo o ruso. También escucha en español conversaciones sobre trayectos. Al llevar a la última puerta, el guía ruso se para, toca la puerta y se asoma.
- Sí que pase
Adolfo accede al despacho. Sentado tras una enorme mesa de trabajo repleta de carpetas y la pantalla del ordenador iluminando la cara del que parece ser el jefe.
- Hola Adolfo, pasa por favor, siéntate. Le invita con el gesto mientras continúa escribiendo en el teclado
- Ya está, disculpa, líos ultima hora. Tras el fin del confinamiento, ahora todos son prisas. Te ha recomendado Matías, buen hombre, muy de fiar.
- Sí me dio esta dirección no me dijo nada más, ni cómo se llama la empresa ni el trabajo que ofrecen. Vengo a ciegas realmente
- Me ha contado que tenias un negocio que no vas a recuperar
- Conseguía poca rentabilidad y tras estas semanas cerrado, sólo he conseguido arruinarme. Estoy buscando algo para poder vivir. Tengo experiencia además de empresario con mi tienda, trabajé hace años de taxista, conductor VTC, en el campo, en una fábrica de retrovisores, un poco de todo buscándome la vida. Realmente de lo que sea. Y siempre me han transmitido que estaban contentos con mi desempeño.
- Tienes experiencia conduciendo, perfecto. Estamos buscando un conductor que sepa cuidar del coche, preferentemente con todos los puntos en el carnet, que conozca Madrid para moverse de manera eficaz, limpio y eficaz.
- ¿VTC?
- Sí. Ven te voy a enseñar la nave. Por cierto, me puedes llamar Iván.
Iván se levanta y le hace un gesto a Adolfo para que le siga. Tras una puerta accede al resto de la nave, donde ve estructuras mecánicas para elevar coches, igual que en los talleres. Dos vehículos de color negro y matrícula posterior de color azul, se encuentran elevados en sendas grúas. Un par de mecánicos trabajan en ellos. 
- Mira, como ves, somos una empresa de VTC, disponemos de licencias y trabajamos para Cabify solemos prestar servicio desde las cinco y media de la mañana hasta pasada la medianoche. Adicionalmente realizamos transportes especiales por la provincia, en lugar de pasajeros, llevamos mercancía como los mensajeros que viajan en moto. Es lo que tienes que saber. Si te interesa el trabajo, el sueldo base son unos 1.200 euros al mes y una comisión del 30% sobre lo facturado si superas los 2.700 euros de facturación mensual. Lo normal es que un conductor gane unos 1.600 euros trabajando unas doce horas diarias. Está prohibido conducir más de nueve horas al día, debes lavar el coche diariamente a mano, mira allí a la izquierda tienes el lavadero. Debes saber que hay horas valle donde ni te llamarán, te pasarás varias horas al día esperando.
- ¿Y los transportes especiales?
- Se cobran doble, los facturamos por la aplicación. La diferencia es que no hay persona, suele ser una caja en el maletero.
- ¿Qué hago si me para la policía en un control?
- En ese caso, le enseñas que tienes un aviso para recoger a Juan Palomo justo en la dirección donde tienes la entrega. Hasta ahora nunca hemos tenido problema. Nuestro sistema emite un encargo de viaje para recoger a Juan Palomo en tu dirección de entrega
- Entiendo. Pues sí me interesa el trabajo, ¿Cuándo empiezo?
- Si quieres hoy mismo, tu coche será el de la izquierda, el Skoda Superb matrícula 3454
Para rubricar el acuerdo no llegan a estrecharse las manos, tras este periodo de aislamiento los españoles necesitan un periodo de adaptación hasta recuperar sus costumbres sociales. Un pueblo de tocarse y de hablar cerca unos de otros.
- Ven te voy a presentar al jefe de Administración, que será con quien hables a diario. 
Regresan al pasillo de los despachos, Iván entra sin llamar en el anterior al principal. De menor tamaño y con una mesa más pequeña. Roger, un pelirrojo pecoso le tiende la mano, a este no le da temor el contacto.
- Encantado, bienvenido a CallCar. Mi nombre es Roger y me encargo de la coordinación de los conductores y también soy quien liquida vuestros ingresos. Pasa
- Os dejo. Iván se despide dejando a ambos solos en la estancia
- Ven ¿Adolfo me has dicho?
- Sí Adolfo Muñoz
Media hora necesitan para los trámites de alta en la empresa, queda Adolfo en enviarle una foto por WhatsApp de su cartilla de la Seguridad Social. Firman el contrato, pasan por el taller donde realizan las fotos que pondrán en la autorización como conductor. Le asigna una zona de espera preferente en las horas donde no hay trabajo. 
- Vas a esperar por esta zona, cerca del polígono de Aguacate en Carabanchel. Es un buen polígono que nos demanda muchos servicios al cabo del día, tienen por costumbre repetir con el conductor que les gusta, si te valoran con cinco estrellas y te graban como favorito tendrán mucha demanda y posibilidades de facturar mucho más por comisiones. Tienes que vestir bien, de traje, con camisa limpia y oler bien. No somos taxistas con camisetas sobaqueras. Te encargarás de reponer las botellas de agua cada mañana en aquella parte de allí. Toma las llaves. Ahora te vas directo a tu casa, te vistes como es debido y me envías la foto de tu cartilla. Te diriges a la zona que te hemos asignado y en aproximadamente una hora te llegará el primer servicio por la aplicación. Te voy a explicar cómo funciona. Vamos a por tu coche.
Cincuenta minutos más tarde recibe el primer encargo de muchos que recibirá durante varias semanas, su buen hacer le permite conseguir varios clientes habituales y sin mucho esfuerzo consigue superar los 1.500 euros cada mes. No está mal, más de lo que ganaba con la tienda. Tras varias semanas transportando personas, recibe el primer encargo especial, en el polígono de Leganés La Fortuna. Según llegó, sin bajarse del coche, abre el maletero y observa que le dejan un bulto de cartón del tamaño de una caja de zapatos. Cierran la puerta del maletero y sale hacia el destino, el polígono de Alcorcón. Una carrera rápida, en menos de quince minutos, repite la misma actuación, espera dentro, abre el maletero mientras una persona se encarga de acceder hasta el paquete. Cierra el maletero y le hace un gesto para que se marche. Fácil
Es la hora de comer, el apetito decide por él. Para en un local grande lleno de trabajadores del polígono, menú de cuchara con vino y casera. Consigue aparcar con dificultad, la zona está llena. Divisa un hueco junto a otro coche negro con matrícula azul. Su mismo modelo de coche, el Skoda. Estaciona a la izquierda del vehículo. Algo le llama la atención, algo no cuadra. El mismo modelo de coche, mismo color, misma matrícula. No puede ser, debe ser un error. Saca una foto. Y llama a Roger. No le atiende la llamada, estará comiendo. Duda, no sabe qué hacer. Vuelve a llamar sin éxito a su jefe. El hambre decide por él y va a comer.
A media comida le entra el aviso de un servicio, se queda sin postre. Marcha rápido y sigue su rutina diaria hasta después de las nueve de la noche. Se olvida de la foto de la coincidencia. Su rutina decide por él.
Tres semanas más tarde, el último jueves del mes, recibe su nómina del mes, este último periodo ha facturado bastante, sin contar los casi veinte envíos especiales, uno al día. Le pagan de manera más que generosa. Casi 2.000 euros este mes, una fortuna para alguien como él. Algo habrá que hacer para celebrarlo. Este fin de semana libra, pensará algo especial.
El viernes, nota algo fuera de lo normal, en varias ocasiones le ha parecido ver a un joven con cazadora impermeable náutica, de las que usan los pijos que visten como si tuvieran un barco. No se suele fijar en lo que ocurre a su alrededor, un pijo por Carabanchel chirría tanto como para conseguir la atención del más despistado.
Tras la comida, encuentra al pijo esperando en la puerta del bar donde suele comer cerca de Aguacate. Le está mirando, le está esperando.
- ¿Tienes un minuto Adolfo? Mientras le enseña una cartera de manera fugaz
- ¿Quién eres?
- Soy policía, ¿podemos hablar un momento?
- Claro. ¿Qué necesitas?
Ese día por la noche, Adolfo se entera por las noticias que la policía ha detenido a Iván como presunto responsable de una estafa duplicando licencias de VTC. Dispone de diez vehículos que utiliza por parejas. Duplicando las licencias, dispone de un vehículo en cada plataforma de VTC, doblando los ingresos. Compraba dos vehículos de la misma marca que matriculaba con las misma placas, utilizando cada uno con una plataforma. Un ciudadano vio por casualidad aparcados juntos dos vehículos iguales con la misma matrícula. Subió la foto a las redes sociales y la policía siguió el rastro. Muy listo el Iván. Menos mal que Adolfo cobró ayer porque se ha quedado sin trabajo. 
¡Qué poco le dura la suerte al pobre!
Y a saber ¿Qué coño serán los paquetes de los envíos especiales? Eso es otra historia, Adolfo le contó a la policía todos los servicios de los últimos días, notó que le habían estado siguiendo al ser interrogado uno a uno sus servicios. Al explicar el envío especial, la forma de trabajar, entendieron que él no sabía nada. Parece que ellos sí. La prensa no fue informada de otras detenciones relacionadas. Adolfo tampoco. Las hubo, eso es otra historia.





Buen viaje, Joe

  Joe, simplemente Joe. Omitiendo, desde siempre, el rango familiar de tío. Recuerdo tu aterrizaje entre la familia cuando Ana, también sin ...